Cirugía ginecológica

La cirugía endoscópica abdominal se ha establecido como primera opción para tratar gran parte de la patología ginecológica: es una técnica mínimamente invasiva, su recuperación produce menos dolor y mínimas cicatrices. Asimismo, reduce el período de estancia hospitalaria permitiendo volver antes a las actividades normales, sin disminuir la seguridad ni la comodidad del paciente.

La cirugía endoscópica permite desde el tratamiento de quistes orgánicos de ovario, miomas uterinos, endometriosis, histerectomía por patología uterina y patología del suelo pélvico (como por ejemplo la colposacropexia, para la corrección del prolapso uterino o de cúpula vaginal). Del mismo modo permite el tratamiento de gran parte de la cirugía oncológica ginecológica por parte de cirujanos experimentados.

La cirugía endoscópica vaginal es la histeroscopia, que permite el diagnóstico y tratamiento de la patología endometrial: pólipos, miomas, malformaciones uterinas (tabiques) y sinequias (adherencias de la cavidad endometrial). La cirugía vaginal permite el tratamiento de la patología ginecológica, con cicatrices no visibles y rápida recuperación de la actividad habitual: histerectomía del útero miomatoso mediante la técnica de morcelación (fragmentación de la pieza quirúrgica), tratamiento de la patología del suelo pélvico (prolapso uterino, cistocele, rectocele), o la cirugía de la incontinencia urinaria (TOT, TVT).

La cirugía abdominal continúa siendo una opción cuando no estén indicadas las técnicas anteriores o el cirujano no pueda obtener los mismos resultados de tratamiento o seguridad.