Aneurismas aorto-ilíacos

Los aneurismas son bolsas formadas por la dilatación de las paredes de una arteria, en un punto delimitado y en comunicación con la luz del vaso. Son causa de hemorragias y de embolias (motivadas por coágulos que se forman en su interior) y también de lesiones de los órganos circundantes.

También se dan aneurismas congénitos o consecuentes a una patología traumática.

En los últimos tiempos, se observa un aumento de la incidencia de esta patología y sus complicaciones, tanto en el sector aorto-ilíaco como en el periférico (poplíteo). Esto es debido a que se diagnostican con mayor frecuencia y más precozmente, gracias al uso de las nuevas tecnologías diagnósticas como el ECO, el TAC y la RNM. Asimismo se ha comprobado que el aumento de esta patología está relacionado con el incremento de las formas aneurismáticas de la arterioesclerosis.

Las técnicas quirúrgicas han mejorado mucho en las últimas décadas, así como la reanimación postoperatoria y la posibilidad del implante de prótesis. Todo ello ha influido enormemente en los resultados del tratamiento quirúrgico. La Cirugía Endovascular, asimismo ha abierto nuevas posibilidades de implante de prótesis por este sistema, ideal en pacientes de avanzada edad por el riesgo que comporta una intervención quirúrgica.

Los aneurismas aorto-ilíacos están localizados en la arteria aorta o en la vena ilíaca y son aneurismas arteriovenosos porque comunican la arteria con la vena. El aneurisma micótico es aquél que está causado por una infección. El aneurisma cardíaco está localizado en el corazón, generalmente en un ventrículo que es el que se dilata y parece un aneurisma aunque no lo es, en realidad. Este tipo de aneurisma es consecuente a un infarto de miocardio.