Fase intraoperatoria

  • Prevención del descenso de la temperatura. En el quirófano es habitual el descenso de la temperatura corporal del paciente. El descenso de la temperatura por debajo de los 36º tiene efectos sobre la capacidad de las plaquetas para detener el sangrado a nivel de los pequeños vasos sanguíneos. Por ello es importante que durante el acto operatorio se mantenga en valores normales la temperatura de los pacientes para evitar este efecto pernicioso; para ello se pueden utilizar mantas térmicas y el calentamiento previo de los sueros que se administran al paciente.
  • Posición del paciente. El anestesista es especialmente cuidadoso en el momento de posicionar al paciente en la mesa de quirófano para que no se generen, por compresión, áreas de congestión venosa que condicionarían un mayor sangrado durante el acto operatorio.
  • Recuperadores Intraoperatorios. En aquellas intervenciones en que se prevea un mayor riesgo de sangrado se dispondrá de la posibilidad de utilizar los recuperadores de sangre intraoperatorios. Estos aparatos funcionan aspirando el sangrado que se produce dentro del campo operatorio y la sangre es conducida a un reservorio especial, donde se lava y centrífuga para separarla de todos aquellos elementos que no puedan ser luego administrados por vía endovenosa (glóbulos de grasa, pequeños fragmentos de hueso o de tejido). La sangre recolectada, lavada y centrifugada es reinfundida al paciente, manteniendo siempre la continuidad del circuito. El sistema permite recuperar la sangre en el intraoperatorio y postoperatorio inmediato, pudiéndose reinfundir la sangre recuperada hasta un máximo posteriores a la intervención. Por ello esta técnica es admitida por aquellos pacientes que por motivos religiosos rechazan la administración de sangre. Existen diversos modelos de recuperadores intraoperatorios, adaptados al tipo de cirugía que se ha de realizar. En algunas ocasiones, por ejemplo, cuando la intervención quirúrgica se realiza sobre un territorio infectado, no es posible utilizar los sistemas de recuperación intraoperatoria.
  • Administración de fármacos intraoperatorios. En las intervenciones de cirugía ortopédica con sangrado intraoperatorio considerable (prótesis de rodilla, de cadera, etc.) se ha demostrado que la administración de un fármaco denominado Acido Tranexámico reduce el sangrado quirúrgico en un 30%. El Ácido Tranexámico actúa inhibiendo la destrucción del coágulo que se forma de forma fisiológica para detener el sangrado.
  • Hemodilución aguda normovolemica. La hemodilución normovolémica es una técnica simple y segura que se realiza en nuestro centro. La técnica consiste en la extracción de 1 a 3 unidades de sangre del paciente, a través de una vía arterial o venosa, hacia bolsas colectoras sanguíneas antes o después de la inducción anestésica, al mismo tiempo que se repone o se restaura el volumen circulante con coloide o cristaloides en la misma cantidad al volumen extraído. Las unidades de sangre extraídas se mantienen conectadas a otra vía venosa del paciente sin solución de continuidad, por ello aquellas personas que rechazan la transfusión de sangre por motivos religiosos pueden utilizar esta técnica. La hemodilución normovolémica solo se considera en aquellas intervenciones quirúrgicas en las cuales la pérdida estimada sanguínea se aproxima o puede superar los 1000-2000 ml. Requiere unas condiciones previas del paciente y unos niveles de hemoglobina preoperatoria de, al menos, 14 gramos/litro.