¿Qué causas pueden provocar la revisión de una prótesis?

Básicamente hay dos causas por las que una prótesis deba sustituirse: una causa mecánica o una infección. Cada una de ellas puede presentarse de forma precoz tras la cirugía o de forma tardía después de la operación.

  • Causa mecánica

Nos referimos a aquellas situaciones en que la prótesis no cumple su función porque existe alguna alteración en el normal movimiento del implante. Esto puede ser debido a una mala posición de los componentes, a una alteración en el balance de los ligamentos o a un desgaste de alguno de ellos. El buen funcionamiento de la prótesis dependerá de la correcta fijación al hueso, del correcto equilibrio ligamentoso y del correcto estado de los componentes de fricción.

Cuando esta situación aparece al poco de la cirugía (por ejemplo, la rehabilitación es extremadamente dolorosa y al paciente le cuesta estirar o flexionar la extremidad) puede deberse a un fallo en la cirugía. En este caso, lo más habitual es que no exista suficiente arco móvil (movilidad) y la rodilla presente rigidez o dolor. Para solucionar el problema, puede realizarse una artrolisis por artroscopia, con el objetivo de eliminar las adherencias y revisar los componentes; o, según el caso, será necesaria una cirugía de recambio de prótesis para subsanar las deficiencias en la técnica quirúrgica que se han detectado como causa del problema. En otras ocasiones la prótesis puede quedar laxa produciendo un efecto de inestabilidad al caminar. Ambas situaciones las consideraremos como causa mecánica de fracaso en una prótesis.

Cuándo este factor aparece transcurrido un tiempo de la intervención, puede deberse a que uno de los elementos de la prótesis se ha gastado o aflojado, o bien porque la fijación con el hueso (que se realiza con cemento) ha cedido. En este caso, el paciente suele sufrir dolor o inestabilidad y es necesario realizar un recambio de prótesis.

  • Infecciones

Cuándo los signos de infección aparecen a las pocas semanas o días de la cirugía, puede tratarse de una complicación derivada de la intervención. El riesgo de infección es menor al 1% gracias a las actuales técnicas quirúrgicas y los protocolos de profilaxis antibiótica que se aplican. El tratamiento habitual es una cirugía para limpiar la zona afectada.

Las infecciones que se producen de forma tardía, tiempo posterior a la cirugía, están relacionadas con una bacteria que se ha adherido a los componentes de la prótesis, que son de metal y de plástico. El paciente sufre dolor, pero la mecánica de la prótesis es correcta y no ha transcurrido suficiente tiempo para que la prótesis se haya desgastado. De hecho, muchas de las llamadas "prótesis dolorosas" pueden ser causadas por un infección larvada.

Si existe infección prótesica, los antibióticos pueden hacer desaparecer los síntomas pero la bacteria permanece; de modo que en este caso el tratamiento más adecuado es el recambio de prótesis.