Rabietas: ¿cómo actuar?

¿Qué es una rabieta?

La rabieta es una forma habitual a través de la cual algunos niños pequeños expresan delante de sus padres su enfado ante una situación de frustración, una contradicción o la negación a la obtención de un objeto u objetivo deseado. Las rabietas son más frecuentes entre el primer y tercer año de vida y normalmente se dan en el entorno familiar.

La rabieta es esencialmente una "actuación teatral" para mostrar enfado y perfectamente argumentada para conseguir un fin determinado: un objeto (una chuchería, un juguete, etc.) o un objetivo (no ir a la cama, ir a la cama de los padres, no comer un cierto alimento, o comer uno en concreto, salir a la calle, no quedarse con la canguro o con un familiar, etc.) y se desencadena ante la negación de los padres a otorgarlo. Esta actuación es común en todos los niños (biológicos o adoptados), en todas las culturas y también lo es la forma de representarla, así como la secuencia de las diferentes actuaciones.

Rabietas: ¿cómo actuar?

La rabieta empieza normalmente con el llanto incontrolado. El niño se muestra aparentemente desconsolado y si así no consigue el objetivo deseado, el niño se tirará al suelo y en un siguiente paso se golpeará con la cabeza en él, se pegará con las manos en la cara, se morderá las manos, etc., siempre delante de los padres y con el fin de que éstos "padezcan" y así obtener una respuesta inmediata por parte de ellos. El niño mayor puede utilizar el vómito como elemento perturbador, casi infalible para la consecución de su objetivo. Aunque pueda parecer lo contrario, el niño no se lesionará al golpearse, y si lo hace, con toda seguridad, ya no repetirá esta acción nuevamente.

Rápidamente aprenderá que si hay espectadores en esta actuación, ésta será más efectiva y el objetivo será asumido con mayor rapidez. De ahí la tendencia a efectuar las rabietas en lugares públicos y en momentos críticos: la caja del supermercado, en unos grandes almacenes, en una fiesta familiar o en medio de la calle, etc. Estos acostumbran a ser los foros idóneos para su representación.

Hay que tener en cuenta que el cansancio y la falta de sueño favorecen ocasionalmente la aparición de las rabietas.

Las rabietas continuas pueden llegar a condicionar la relación armónica entre los padres y el hijo. Algunos padres incluso han renunciado a salir con sus hijos a lugares públicos por no haber sabido controlar a tiempo estas reacciones.