Arteriosclerosis

Las arterias son una compleja red de ‘conductos' que llevan la sangre rica en oxígeno y elementos nutritivos desde el corazón a todos los órganos y tejidos de nuestro organismo. Pero son unas ‘tuberías' vivas, susceptibles de enfermar.

El tabaco, la hipertensión arterial, la diabetes y el colesterol (factores de riesgo vascular) son los máximos responsables de la arteriosclerosis, una de las enfermedades más graves de nuestra civilización.

La arteriosclerosis es un proceso degenerativo de la pared arterial por el que ésta se engrosa progresivamente cerrando el paso de sangre y provocando así una estenosis u oclusión de la arteria.

¿Qué son la isquemia y el aneurisma?

La oclusión arterial que origina la arteriosclerosis conlleva una disminución del aporte sanguíneo (isquemia) al órgano o tejido. La pared arterial arteriosclerosa puede también debilitarse, con lo que la arteria se dilata progresivamente originándose un aneurisma.

Consecuencias de la isquemia y el aneurisma

La clínica de la isquemia varía en función del órgano o tejido:

  • Angina de pecho a infarto de miocardio si afecta a las arterias coronarias
  • Claudicación intermitente o gangrena si afecta a las extremidades inferiores
  • Infarto cerebral en lesiones de las arterias carótidas y cerebrales

Los aneurismas suelen ser asintomáticos, pero crecen lentamente y pueden llegar a romperse (aneurisma roto) originando una hemorragia interna frecuentemente fatal.

¿Se pueden prevenir?

En esta patología es básica la prevención. Cualquier persona de más de 50 años con alguno de los factores de riesgo vascular debería practicarse un chequeo vascular (link Prevención). Una historia y exploración clínica y un Eco-Doppler arterial nos permiten diagnosticar el 99% de las lesiones vasculares periféricas. Pacientes que han presentado sintomatología isquémica de algún territorio, deben realizarse un estudio completo del resto de territorios.

Un diagnóstico precoz nos permite frecuentemente aplicar tratamientos menos agresivos y muy eficaces. Nuestra Sección de Cirugía Endovascular permite tratar de forma mínimamente invasiva lesiones vasculares en múltiples territorios.

Un simple dolor de piernas al caminar (claudicación intermitente) puede ser el síntoma inicial de una grave lesión arterial. Muchas veces difícil de diferenciar de otras causas (artrosis, ciática, etc.) sin una valoración de un especialista en Angiología y Cirugía Vascular y Endovascular.

Desgraciadamente aún nos llegan pacientes en situaciones críticas (isquemias agudas, que requieren una cirugía urgente; necrosis y gangrenas de dedos, etc.). Son pacientes con riesgo elevado de pérdida de extremidad, en los que es necesario un rápido diagnóstico que nos permitirá realizar una Cirugía Arterial Directa (trombectomía, By-Pass, etc.) con un elevado porcentaje de conservación de extremidad.

¿Qué es la claudicación intermitente?

La claudicación intermitente es el reflejo clínico de una afectación de la perfusión arterial de las extremidades inferiores. Consiste en la aparición de un dolor de tipo isquémico en las piernas tras deambular cierta distancia, que puede obligar incluso a detener la marcha. Tras detenerse el dolor desaparece, ya que los músculos de las extremidades vuelven a su situación de reposo basal y reaparece tras reanudar la marcha, aproximadamente a la misma distancia, cuando la afectación arterial no permite que llegue suficiente sangre al territorio distal para suplir las necesidades metabólicas del músculo en fase activa (contracción-relajación).

La localización y la intensidad del dolor dependen del nivel de afectación y de la severidad de las lesiones arteriales, pudiendo aparecer a nivel de la zona-glútea o del muslo si la afectación es aorto-ilíaca, en la zona gemelar si la afectación es fémoro-poplítea o a nivel del pie si la afectación es muy distal.

¿Cuál es el tratamiento?

En fases iniciales de la enfermedad con claudicaciones a mediana distancia, además del tratamiento médico, es muy importante evitar el sedentarismo y realizar ejercicio físico diario controlado, ya que el tratamiento ergométrico ha demostrado que puede aumentar la distancia de claudicación e incluso hacer desaparecer la sintomatología al aumentar la circulación colateral de suplencia de las lesiones arteriales existentes.