Ansiedad

Ante una situación de estrés, las personas solemos afectarnos de forma leve y transitoria. Cuando se trata de un trastorno por ansiedad, en cambio, esta reacción persiste en el tiempo, es más intensa, puede ser desproporcionada a la situación, y mantenerse aún en ausencia del desencadenante.

La ansiedad (a nivel cognitivo, conductual y fisiológico) interfiere de manera significativa en la vida de quien las padece, conlleva un alto grado de sufrimiento y tiende a empeorar si no se trata.

Los síntomas más característicos de la ansiedad son:

  • A nivel cognitivo: preocupación, temores, miedo concreto a perder el control, pensamientos negativos sobre uno mismo, anticipación de peligros, dudas, etc.
  • A nivel conductual: evitación de las situaciones temidas, conductas de seguridad, y huida de situaciones indeseadas.
  • A nivel fisiológico: tensión muscular, incapacidad para relajarse, sensación de ahogo, opresión precordial, embotamiento mental, temblor, palpitaciones, sudoración, etc.

Los trastornos de ansiedad afectan a millones de personas en todo el mundo. En la actualidad existen terapias eficaces para su tratamiento, tanto a nivel psicofarmacológico como psicológico. Cada trastorno de ansiedad tiene diferentes síntomas, pero todos se agrupan alrededor de un temor irracional y excesivo.