Chupete: ¿cómo y cuándo retirarlo?

El reflejo de succión se encuentra ya presente en el feto, dentro del seno materno, y persiste hasta aproximadamente los dos o tres años de vida. Durante el primer año, este reflejo está relacionado íntimamente con la nutrición y es básico para alimentar al bebé durante los primeros meses. En el periodo fetal y durante los primeros años de vida el chupeteo cumple también una función de autorregulación, de placer y de sosiego ante las dificultades o sensaciones no placenteras. Así pues, el bebé buscará cualquier objeto para cumplir dicha función: algunos utilizan un dedo o varios de ellos, otros, el chupete, y otros, objetos como muñecos o incluso sábanas u otro objeto textil para succionar.

Chupete: ¿cómo y cuándo retirarlo?

La prolongación de la utilización del chupete más allá de los dos años comportará en muchos niños alteraciones dentales, principalmente en la oclusión del maxilar superior, produciendo la llamada "mordida abierta", que además de los problemas ortodóncicos asociados implicará una tendencia a adelantar la lengua y que ésta pierda tonicidad, afectará a la respiración bucal y puede asociarse a algunas dificultades posteriores en el habla, derivadas de la llamada "deglución atípica".

Algunos estudios han asociado también la utilización continua del chupete, durante todo el día, a un aumento en el número de episodios de otitis en niños predispuestos.

La utilización del dedo como alternativa al chupete, a partir del año de vida, se asocia casi inexorablemente a alteraciones dentales y del paladar y añade otro problema: que el hábito del chupete se puede quitar, despareciendo éste pero el dedo no se puede hacer desaperecer.

Pero, ¿cómo retirar el chupete?

No existen fórmulas infalibles ni de aplicación universal. Al ser un hábito vinculado sólo a connotaciones de satisfacción personal y no a la alimentación después de los dos años, la negociación verbal con el niño suele ser positiva, pero cuando llega el momento de retirarlo, su respuesta suele ser de decepción y oposición resistiéndose a perder su preciado objeto, por lo que generalmente, en la práctica, la situación se hace innegociable en la mayoría de los niños.

Algunas acciones nos pueden ayudar a que este momento sea más fácil. Es aconsejable que ya a partir del primer año de vida sólo se utilice el chupete en situaciones y momentos concretos y no durante todo el día ni cada vez que el niño llore. A partir del año o año y medio es aconsejable utilizarlo sólo ocasionalmente durante el día y reservarlo para el momento de conciliar el sueño y situaciones especiales.

Cuando llegue el día señalado, y después de haber informado al niño con anterioridad, se hará desaparecer. Un buen sistema será utilizar a un personaje fantástico (Papá Noel, los Reyes Magos, etc.) como artífice de la desaparición y a quien no lo podrá reclamar personalmente. Nunca hay que volver atrás y retornárselo una vez tomada la decisión, porque el niño sabrá que su fin no es definitivo y aún será más difícil retirarlo posteriormente.

Las sustancias amargantes, el corte progresivo del chupete y otras muchas e ingeniosas peripecias de la sabiduría popular también pueden funcionar ocasionalmente.

La respuesta del niño ante la desaparición, aunque sea anunciada, suele ser reivindicar su retorno. Tener paciencia dos o tres días, suele ser suficiente para superar este momento.

Dr.Jordi Sapena Grau - Unidad de Pediatria de Centro Médico Teknon