Trastorno de Ansiedad Generalizada

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) se define como la ansiedad y preocupación casi constantes, presentes de manera crónica y excesiva , sobre temas como la salud, la familia, las relaciones interpersonales, el dinero o el trabajo, que resultan muy difíciles de controlar y que interfieren de manera significativa con las actividades cotidianas y las relaciones sociales.

Este estado de ansiedad y preocupación puede estar acompañado por algunos de los siguientes síntomas:

  • Inquietud o impaciencia.
  • Fatigabilidad.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Irritabilidad.
  • Tensión muscular.
  • Alteraciones del sueño (dificultad para conciliar o mantener el sueño, o sensación al despertarse de sueño no reparador).
  • Trastornos gastrointestinales (nauseas, diarrea).
  • Sensación de falta de aire o respiración acelerada.

La persona que padece TAG vive en un permanente estado de tensión y alerta, siempre anticipando la posibilidad de que ocurran hechos negativos y catastróficos en un futuro próximo, existiendo dos tipos de distorsiones en el modo de pensar y percibir o evaluar la realidad:

  • La sobre-estimación de la probabilidad de que ocurran eventos negativos. Esta distorsión se refiere a la tendencia a creer en una exageradamente alta probabilidad de que ocurran, en cualquier momento, hechos negativos, tales como enfermedades, accidentes, o problemas serios de cualquier tipo.
  • El pensamiento catastrófico. Esta distorsión describe la convicción de que los sucesos negativos futuros serán muy serios o graves, y que no se podrá hacer frente a ellos.

¿Cuáles son las causas del TAG?

Aunque las causas exactas del TAG no se conocen, se sabe que la combinación de factores genéticos, biológicos, experiencias vitales o el propio estrés pueden influir en su inicio y mantenimiento.

¿Cuántas personas sufren TAG?

El Trastorno de Ansiedad Generalizada afecta alrededor de un 5% de la población. Este trastorno es dos veces más común en las mujeres que en los hombres.

Es posible que las personas con este trastorno acudan muchas veces a su médico para que les trate síntomas como el insomnio, la fatiga o el dolor de cabeza, antes de que reciban el diagnóstico y el tratamiento correcto.

¿En qué momento puede padecerse TAG?

El Trastorno de Ansiedad Generalizada puede empezar en cualquier momento de la vida. Su curso es variable, pero tiende a ser fluctuante y crónico.

Muchos adultos que padecen TAG son incapaces de recordar una época en la que no hayan estado siempre preocupados.

¿El TAG viene acompañado por otro trastorno?

Las investigaciones sobre el TAG sugieren que al menos el 90% de las personas que lo sufren tendrán otro trastorno del estado de ánimo o de ansiedad. Los trastornos mentales que más frecuentemente coexisten con el TAG son la depresión, la ansiedad social, el trastorno de pánico y las fobias específicas. También puede acompañar a trastornos médicos, como la diabetes mellitus, la insuficiencia renal o el cáncer.

¿Cómo se trata el TAG?

En el TAG, el tratamiento psicofarmacológico tiene como objetivo aliviar los síntomas, prevenir las recaídas y evitar las secuelas. Debido a la cronicidad de este trastorno, habitualmente se aconsejan tratamientos prolongados que puedan proporcionar estabilidad clínica.

Para el tratamiento a largo plazo la primera opción son los antidepresivos ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina). Existen otros tipos de antidepresivos que también pueden ser útiles, aunque no exista depresión. Las benzodiacepinasse pueden utilizarse en el tratamiento agudo de los síntomas y cuando los antidepresivos no mejoren suficientemente la sintomatología.

A nivel psicológico, la terapia cognitivo-conductual es una de las más utilizadas después de haber demostrado su eficacia en el tratamiento de la TAG. En esta línea, algunas de las estrategias utilizadas son:

  • Psicoeducación. Se informa al paciente sobre la naturaleza de la ansiedad generalizada: mecanismos básicos, funcionalidad y disfuncionalidad, explicación sobre los síntomas y su alcance, relaciones entre pensamiento, emoción y conducta.
  • Entrenamiento en relajación. Se utiliza una respiración diafragmática lenta para regular la activación fisiológica que produce la ansiedad y relajación muscular progresiva.
  • Técnicas cognitivas. Estas técnicas usan la identificación y reconocimiento de las preocupaciones y reestructuración de las interpretaciones catastróficas, de la sobreestimación de la probabilidad de ocurrencia de un hecho negativo, y de aceptación de la presencia de pensamientos automáticos. Para favorecer estos cambios es frecuente utilizar ejercicios estructurados, "experimentos conductuales", cuestionamiento de hipótesis mediante "diálogo socrático" o contrastes con la evidencia.
  • Técnicas de distracción cognitiva. Ayudan a "desconectar" de las imágenes o pensamientos que producen malestar.
  • Exposición controlada y progresiva a situaciones temidas.
  • Prevención de posibles situaciones facilitadoras de preocupación mediante el entrenamiento en técnicas de solución de problemas y organización del tiempo, el desarrollo de habilidades sociales y la mejora de la calidad de las relaciones interpersonales o la planificación de actividades agradables y placenteras.
  • Identificación y abordaje de aquellos procedimientos contraproducentes, utilizados por el paciente para manejar su problema, pero que, en realidad, contribuyen, no a la solución, sino al mantenimiento de éste.