Problemas relacionados con la sexualidad
La sexualidad es una esfera de la vida muy importante para un amplio porcentaje de personas, aunque no para todas. Según diversos estudios, el porcentaje de personas para quienes la actividad sexual es "nada o poco importante" va del 17 al 42% en las mujeres y del 12 al 23% en los hombres. Aunque consideramos que la sexualidad debe formar parte de una vida saludable, también es cierto que siempre debe ser una opción escogida libremente, nunca una obligación.
En cualquier caso, la sexualidades un área en la que se entrecruzan factores biológicos, psicológicos y sociales y que afecta de forma directa a aspectos emocionales y relacionales del individuo. No es fácil encontrar un equilibrio en todos estos aspectos y, por ello, la sexualidad puede ser una fuente de conflictos y problemas, tanto a nivel individual como de pareja.
Los problemas más frecuentes son las llamadas "disfunciones sexuales", trastornos que afectan a las distintas fases de la respuesta sexual. Debemos tener en cuenta que la clasificación de las disfunciones sexuales se halla muy condicionada por las expectativas sociales y culturales. Lo que hoy en nuestra sociedad se considera un trastorno, no lo ha sido en otras épocas o no lo es en otras culturas y lo mismo ocurre con lo que actualmente consideramos "normal": no lo ha sido o no lo es en otros tiempos o sociedades.
Según nuestro modelo sexual actual, las disfunciones sexuales más habituales son las siguientes:
  • Trastornos del deseo sexual, que pueden afectar tanto a hombres como a mujeres.
  • Disfunciones en la erección y en la eyaculación, que puede ser demasiado rápida, demasiado lenta o imposible de alcanzar, en el caso de los hombres.
  • Dificultades en la excitación, en alcanzar el orgasmo o problemas en la mecánica coital, bien por dolor (dispareunia) o por imposibilidad de llevar a cabo la penetración (vaginismo), en el caso de las mujeres.
  • Otros problemas comunes que afectan a la sexualidad son la aversión al sexo y, en el polo opuesto, la adicción al sexo.
Debemos señalar que muchos de los problemas sexuales que se consultan no son verdaderas disfunciones, sino diferencias mal llevadas entre los dos miembros de la pareja. El caso más paradigmático, en este sentido, son las diferencias de deseo. Pero también pueden surgir problemas cuando hay diferencias en el tiempo o modo de excitación o en el tiempo en alcanzar el orgasmo. La fisiología sexual es muy distinta entre individuos y posee una característica esencial: no se puede controlar voluntariamente. Puede ocurrir que los cambios que demanda la pareja no puedan ser atendidos y se acabe generando un conflicto mucho mayor que el que significaba el problema inicial.
Por ello recomendamos que, ante el más mínimo malestar o cuando existen dudas sobre el funcionamiento sexual propio o de la pareja, se consulte con un profesional. También en salud sexual, vale más prevenir.