Prostatectomía radical laparoscópica

¿Qué es la prostatectomía radical laparocópica?

La prostatectomía radical por vía laparoscópica es la técnica quirúrgica que permite la extirpación con criterios oncológicos de la glándula prostática en el caso de un cáncer de próstata.

Se realiza mediante la utilización de 4 ó 5 tubos (trócares). El procedimiento consiste en la separación de la próstata de sus órganos vecinos (la vejiga de la orina y la uretra) para poder extirparla. A continuación se precisa de la reconstrucción del tramo urinario, conectando la vejiga urinaria a la uretra. Esta anastomosis precisa de un gran dominio de la técnica de sutura laparoscópica para que quede perfectamente estanca.

Se utiliza habitualmente energía eléctrica bipolar y clips hemostáticos para el control vascular.

Se puede realizar mediante un abordaje transperitoneal o bien extraperitoneal. La técnica inicial fue descrita por vía transperitoneal, abordaje diáfano y de fácil orientación, aunque la tendencia hoy parece favorecer el cambio a la vía extraperitoneal. Este último abordaje es de acceso más rápido (reduciendo el tiempo quirúrgico), ofrece un espacio de trabajo más angosto (que puede dificultar algunos movimientos) y no invade la cavidad abdominal (evitando los riesgos que esto supone).

En los casos en que es factible, se pueden preservar los haces neurovasculares responsables de la erección, obteniendo mejores resultados enla recuperación de esta función.

El tiempo quirúrgico habitual de esta intervención es de unas dos horas.

Durante el postoperatorio es preciso mantener una sonda vesical, que se puede retirar a la semana de la intervención.

¿Qué ventajas tiene la prostatectomía radical por vía laparoscópica?

La principal ventaja de la cirugía laparoscópica es la visión. La magnificación de la imagen permite afinar y precisar mucho más los movimientos quirúrgicos, hecho de gran trascendencia en especial en la cirugía oncológica.

El abordaje laparoscópico evita la incisión, por lo que la recuperación para la vida normal es muy rápida.

El tiempo quirúrgico más largo en quirófano respecto de la técnica clásica revierte en una recuperación más fácil y un ingreso más corto.

El sangrado operatorio acostumbra a ser mínimo por lo que no suele ser necesaria la transfusión de sangre.

¿Cuándo se pueden conservar los nervios erectores?

La afectación de la erección es uno de los problemas del tratamiento del cáncer de próstata. Cuando el caso lo permite se pueden preservar uno o los dos haces neurovasculares, con una probabilidad más alta (cercana al 50%) de recuperación de la erección. La cirugía laparoscópica, con la magnificación de la imagen, permite un abordaje preciso de estos haces para su conservación cuando sea posible. La intención primera del tratamiento quirúrgico es la curación de la enfermedad, quedando en segundo término los déficits funcionales que eso pueda ocasionar. Es por esa razón que conviene valorar cada caso en concreto previamente a la cirugía y durante el mismo acto quirúrgico. Ante la duda de no poder garantizar una cirugía correcta desde el punto de vista oncológico se opta por la extirpación de los haces neurovasculares.

¿En qué casos se puede afectar la continencia de la orina?

Casi todos los pacientes después de una prostatectomía radical laparoscópica experimentan en alguna medida dificultades para un buen control de la micción.

La mayoría de los casos presentan incontinencia asociada al esfuerzo que se resuelve de forma gradual en un plazo de semanas. Una pequeña proporción de pacientes (inferior al 5%) puede tener dificultades en conseguir un perfecto control de la orina a largo plazo. Estos casos pueden presentar incontinencia urinaria que les afecte en su vida diaria.

El hecho de que quede afectada la continencia urinaria no depende únicamente del tipo de técnica quirúrgica que se use sino también de la anatomía del esfínter urinario. Es por eso que cualquier técnica de extirpación de la próstata tiene el riesgo de lesionar el esfínter. La intervención por vía laparoscópica intenta minimizar este riesgo preservando la máxima longitud de uretra.

Algunos casos pueden presentar problemas de retención urinaria una vez retirada la sonda asociada a la inflamación de la zona de la sutura que se resuelve espontáneamente en unos días.