La mochila y la columna vertebral

¿Cuáles son las principales deformidades de la columna en el niño?

Es lógico que los padres, en el transcurso del año escolar, se cuestionen sobre el posible perjuicio que en la columna vertebral de sus hijos pueda provocar el uso de las mochilas. El traslado diario de libros, cuadernos y demás utensilios, de la escuela a casa y viceversa, representa, en la mayoría de casos, soportar una importante carga.

La columna vertebral vista de frente normalmente es recta, pero en ocasiones puede aparecer inclinada lateralmente o curvada a causa de una actitud escoliótica o de una escoliosis, entidades semejantes pero de importancia muy diferente.

¿Qué es la actitud escoliótica?

Hablamos de actitud escoliótica cuando la columna vertebral presenta una curvatura sin deformidad ósea; se trata de una postura y se puede corregir fácilmente con cambios de posición. Suele producirse por una diferencia de longitud entre ambos miembros inferiores, aunque pueden existir otros factores como posiciones anómalas para intentar evitar o disminuir un dolor vertebral.

¿Qué es la escoliosis?

Llamamos escoliosis a la curva producida por el crecimiento anómalo de la columna; se trata de una deformidad estructurada, fija, y con un componente rotatorio, que se pone de manifiesto en forma de una prominencia posterior asimétrica, al flexionar el tronco. En ocasiones esta deformidad puede ir en aumento durante el crecimiento, principalmente en la adolescencia.

¿Qué es la cifosis?

Si observamos la columna vertebral de perfil, es normal que a partir del año de edad, cuando el niño empieza a ponerse de pie, aparezcan unas curvaturas. Una a nivel de las vértebras dorsales, de convexidad posterior o cifosis y otras en sentido contrario o lordosis, a nivel lumbar y cervical. El aumento anormal de la curva dorsal se conoce con el nombre de hipercifosis o simplemente cifosis y se manifiesta en forma de una giba más o menos pronunciada. Es más frecuente la cifosis postural que la estructurada o verdadera deformidad.

¿El uso de mochila puede provocar deformaciones óseas?

Se ha comprobado que en un niño sano, el uso de mochilas, incluso muy pesadas, no induce la deformación de las vértebras y por tanto la aparición de escoliosis o cifosis. Pero sería posible en niños con enfermedades que comporten una fragilidad ósea o cuando existe una lesión del cartílago de crecimiento vertebral; en estos casos no es aconsejable el uso de mochilas ya que podría favorecer el crecimiento en cuña de las vértebras.

Sin embargo, el uso prolongado de mochilas sobrecargadas sí que puede favorecer la tendencia a "cargarse" más de espalda, o cifosis postural, sobre todo en niños con la musculatura de alrededor de la columna vertebral poco desarrollada. Por regla general, se aconseja que el peso de la mochila no sea superior al 30% del peso corporal del portador, así, por ejemplo, en un niño de 40 Kg la carga total debería ser inferior a los 12 Kg.

¿Cómo debe llevarse la mochila?

Es importante la forma como está colocada la mochila: debe quedar centrada en la espalda con una asa en cada hombro, y colocar unas almohadillas en los puntos de apoyo óseo. Ello dará estabilidad a la mochila en los movimientos rotacionales de la columna y será llevada de una forma más cómoda y fisiológica. Cuando se transporta apoyada sobre un solo hombro, no se controlan los desplazamientos laterales y provoca una mayor contracción de la musculatura vertebral del lado opuesto, en un intento de compensar este desequilibrio; ello comporta un aumento de la fatiga y una mayor incidencia de dolores musculares.

Pero, a parte de conocer cómo debería llevarse la mochila y más que saber el peso máximo que cada niño puede soportar, sería conveniente preguntarse el porqué no se pueden dejar, en casa o en el colegio, los libros que no se van a utilizar aquel día, y qué necesidad hay de transportar cada día, arriba y abajo, todo el material escolar.