Unidad Barceló Garcia Pere

Las manifestaciones clínicas de la gota pasan por cuatro fases en función de su historia natural:

• Hiperuricemia asintomática: Sin presencia de crisis agudas de dolor, puede tener una latencia de 20 años de hiperuricemia mantenida y hasta el 40% de los pacientes presentan un cólico renal durante esta fase.
• Artritis gotosa aguda: Esta fase suele ser la primera manifestación de la gota. La localización más frecuente suele ser en la primera articulación metatarsofalángica (podagra), las articulaciones del tarso, el tobillo o las rodillas. El dolor es brusco, suele ocurrir por la noche con un pico máximo entre las 12 y las 24 horas. Los signos flogóticos de eritema, calor y tumefacción son constantes.
• Gota intercrítica: En la mayoría de los casos, la segunda crisis ocurre a los 6 meses y suelen tener un inicio menos explosivo, son de tipo poliarticulares y duran más tiempo. Los episodios asintomáticos se alternan con los de crisis agudas de dolor.
• Gota tofácea crónica: Con el tiempo las crisis son más frecuentes y los periodos asintomáticos menores. La gota tofácea aparece como consecuencia de una incapacidad de eliminar el urato tan rápidamente como es producido. Estos tofos articulares se localizan más frecuentemente en bursas periarticulares y tendones extensores.