Falta de deseo sexual

La alteración del interés sexual, es la disminución o ausencia de pensamientos, fantasías o deseo sexual, de forma persistente o recurrente, que causa malestar acusado o dificultades de relación. Cuando la perspectiva de una relación sexual llega a causar ansiedad y se evita el contacto sexual, hablamos de aversión sexual.

Causas

Puede existir una falta de deseo desde el inicio de la vida sexual, debido a una educación restrictiva o a una deficiencia hormonal. Cuando la falta de deseo se produce tras un período previo de buen funcionamiento, las causas pueden ser muy diversas: enfermedades crónicas o que afecten al sistema endocrino, cuadros depresivos, fármacos (atención a los antidepresivos!), estrés o cansancio crónico, problemas de pareja, disfunción sexual propia o de la pareja, o hábitos sexuales poco gratificantes. Con frecuencia múltiples causas. En ocasiones, la falta de deseo se produce simplemente por una situación de excesiva rutina o falta de estímulos, a la que el sujeto se habitúa.

Es el trastorno sexual más frecuente. El 50 % de las consultas por problemas sexuales son por falta de deseo o lo incluyen. Afecta a más del 30% de las mujeres y al 10% de los hombres. Existe una tendencia al incremento de este trastorno, sobre todo entre los hombres.

Tratamiento

La gran diversidad de factores causales y las complejas interacciones existentes entre ellos comporta que el tratamiento deba ser estrictamente individualizado. El abordaje se enfoca según sus causas, y puede incluir:

  • Información sexual, técnicas para reducir la ansiedad y combatir el estrés, técnicas cognitivas como modificación del pensamiento, creencias y expectativas, mejoría de la comunicación de pareja y ajuste de los fármacos que contribuyan a la falta de deseo.
  • Incrementar las experiencias sensoriales y sexuales, mediante la aplicación de una serie de técnicas sexológicas, como:
    • Focalización sensorial para conseguir una relación agradable, sin la expectativa de un determinado rendimiento sexual.
    • Entrenamiento en fantasías sexuales.
    • Enriquecimiento y mejora del repertorio sexual y de las habilidades sexuales.

En la actualidad existe también la posibilidad de tratamiento farmacológico, tanto a nivel hormonal como con fármacos estimulantes de un neurotransmisor denominado dopamina. Pero la eficacia de estos fármacos es relativa si no se mejoran los factores.