¿Qué es la hiperplasia benigna de próstata?

La próstata es una glándula que se encuentra por debajo de la vejiga y que rodea la uretra. Se encarga de producir el líquido que contiene el semen y participa en la eyaculación.

El tamaño normal de la próstata es similar al de una nuez, aproximadamente 15-25cc. Sin embargo, va aumentando su tamaño poco a poco a medida que el hombre envejece, lo que se conoce como hiperplasia benigna de próstata (HBP).

El crecimiento de la próstata es una afectación común en los hombres a partir de los 50 años, aunque en casos excepcionales puede ocurrir antes de esta edad y puede producir algunos síntomas molestos secundarios a la obstrucción del paso de la orina que dificulta el vaciado correcto de la vejiga.

Las enfermedades de la próstata pueden llegar a ser muy preocupantes, pero es importante saber que la HBP no es cáncer de próstata ni aumenta el riesgo de padecerlo. Sin embargo, ambas patologías pueden desarrollarse al mismo tiempo al ir envejeciendo, por lo que conviene realizar revisiones urológicas anuales a partir de los 45-50 años.

El crecimiento de la próstata puede provocar varios síntomas: vaciado incompleto de la vejiga, incontinencia, necesidad de orinar más de 2 veces por la noche, micción dolorosa, disminución de la presión al orinar, presencia de sangre en la orina, retención urinaria o incapacidad para orinar, goteo al final de la micción, así como urgencia miccional, entre otros.

No se trata de una enfermedad que ponga en riesgo la vida de los pacientes, pero puede incidir de forma significativa en la calidad de vida de los mismos. El agrandamiento de la glándula prostática ocasiona que la uretra se comprima, reduciendo, e incluso llegando a bloquear el flujo de la orina. Existe la posibilidad de un tratamiento farmacológico con alfabloqueantes, pero estos tienen efectos secundarios como la eyaculación retrógrada (eyaculación "seca"), mareos y pueden perder eficacia con el tiempo y desarrollar intolerancia a los mismos; efectos secundarios que el paciente en muchos casos no está dispuesto a asumir.

El tratamiento quirúrgico se indica en aquellos casos en los que existen complicaciones importantes por la obstrucción secundaria a la HBP, como pueden ser las infecciones urinarias de repetición, retención aguda de orina, sangrado, insuficiencia renal (fallo de la función de los riñones provocada por la obstrucción urinaria) y en aquellos casos en que el tratamiento farmacológico resulta insuficiente o que los síntomas afecten a la calidad de vida del paciente.

El objetivo de la cirugía suele ser la eliminación parcial o total del tejido prostático obstructivo que de forma clásica se llevaba a cabo con la resección transuretral de próstata (RTU-p) para las próstatas pequeñas-medianas o con cirugía abierta en caso de próstatas de mayor tamaño; técnicas que pueden ser muy invasivas y pueden llegar a producir complicaciones como incontinencia urinaria, sangrado importante que requiera transfusión, disfunción eréctil, eyaculación retrógrada, además de un ingreso hospitalario prolongado.

Existen técnicas más recientes y menos invasivas, como la vaporización o la enucleación prostática con láser, que evitan muchas de esas complicaciones.

Otro grupo de técnicas menos invasivas introducidas recientemente son: Rezum (terapia con vapor de agua), Aquablation (hidroablación prostática robótica), Urolift (implante uretral definitivo), i-TIND (dispositivo de nitinol implantado temporalmente) y PAE (embolización de las arterias prostáticas), tienen una serie de ventajas como la preservación de la eyaculación y la posibilidad de llevarse a cabo bajo anestesia local o sedación, sin necesidad de ingreso hospitalario en muchos casos; sin embargo, no están disponibles en todos los centros y no son aptas para todos los pacientes.

Para indicar el mejor tratamiento es necesario valorar una serie de factores como: el volumen prostático, durabilidad del tratamiento, edad del paciente, medicación anticoagulante y deseo de preservar la eyaculación.

La mayor parte de hospitales o centros médicos ofrecen a sus pacientes solo una o dos opciones quirúrgicas, por lo que el paciente es sometido a un tratamiento quirúrgico que en muchos casos no se adapta a sus necesidades y no cumple con sus expectativas.

Un cirujano experto en HBP debe ofrecer al paciente un plan de tratamiento personalizado de acuerdo a las características específicas de cada caso, después de discutir las ventajas y desventajas de todas las opciones quirúrgicas disponibles.

El procedimiento perfecto no existe, lo más importante es emplear la técnica que se adapta mejor a cada paciente. Una vez más el volumen prostático, edad, tratamiento anticoagulante, deseo preservación de la eyaculación y la durabilidad del tratamiento son factores esenciales para decidir el mejor tratamiento.