Piscinas

  • Es conveniente que los niños sepan nadar, aunque este hecho no exime de la responsabilidad de una vigilancia adecuada por parte de los adultos.
  • Si el niño no sabe nadar, utilizar siempre sistemas de flotación adecuados a su edad y comprobar que éstos no se puedan desabrochar o deshinchar accidentalmente.
  • No dejar nunca de controlar a los niños ni un solo momento si se están bañando o están en los alrededores de la piscina.
  • Recordar que los niños muy pequeños pueden sufrir un ahogamiento incluso con pocos centímetros de agua.
  • Evitar que se tiren de cabeza sin comprobar antes la profundidad de la zona en que lo hacen.
  • Evitar que corran o jueguen a empujarse en el borde de la piscina.
  • Controlar el acceso de los niños a las piscinas privadas y comunitarias.
  • Comprobar que la cloración de las piscinas privadas o comunitarias sea la adecuada. El exceso de cloro puede producir irritaciones en la piel y los ojos y si el nivel es más bajo del adecuado pueden crecer gérmenes en el agua y ser una fuente de infecciones.
  • En las piscinas públicas utilizar siempre calzado plástico en las duchas y los lavabos a fin de evitar infecciones.