Trastornos psicosomáticos

Los trastornos psicosomáticos no tienen una definición específica. El término psicosomático hace referencia a que el trastorno físico cursa asociado a factores psicológicos que se consideran relevantes en las causas y/o evolución del trastorno. Cuando una persona "somatiza" se suele entender que está expresando físicamente su malestar psicológico.

Por ejemplo, en el caso del insomnio, padecemos un fallo en nuestros ritmos de sueño-vigilia, provocado por un desequilibrio psicológico (preocupaciones económicas o laborables por ejemplo).

Otro ejemplo: para contraer la tuberculosis, la persona ha de estar infectada por una bacteria. Sin embargo, muchas personas no acaban manifestando la enfermedad o lo hacen de forma leve. Esto es porque pueden ser necesarios varios factores para que se haga visible la enfermedad: predisposición genética, factores ambientales desfavorables, desnutrición o estrés social y psicológico.

En la actualidad existe una considerable evidencia científica acerca de la implicación de factores psicológicos en los siguientes trastornos psicofisiológicos:

  • Trastornos cardiovasculares: hipertensión, enfermedad coronaria, taquicardia, arritmias cardíacas episódicas, enfermedad de Raynaud, cefaleas migrañosas.
  • Trastornos respiratorios: asma bronquial, síndrome de hiperventilación, alteraciones respiratorias, alergias.
  • Trastornos gastrointestinales: úlcera péptica, dispepsia funcional, síndrome de colon irritable, colitis ulcerosa.
  • Trastornos musculares: tics, temblores, contracturas, alteración de los reflejos musculares, lumbalgias, cefaleas tensionales.
  • Trastornos dermatológicos: prurito, eccema, acné, psoriasis.
  • Trastornos sexuales: impotencia, eyaculación precoz, coito doloroso, vaginismo, disminución del deseo sexual.
  • Trastornos endocrinos: hipertiroidismo, hipotiroidismo, síndrome de Cushing.
  • Trastornos inmunológicos: inhibición de las defensas (cáncer, VIH, alergias, artritis reumatoide y enfermedades de tipo infeccioso).

La intervención terapéutica en estos casos es farmacológica y psicológica. Los objetivos terapéuticos son varios, desde la mejora de la calidad de vida de los pacientes mediante la reducción de los estados de ansiedad y depresión que pudieran estar asociados, proporcionando sentimiento de control, entrenar al paciente a gestionar sus emociones, especialmente la ira, hasta el aprendizaje de estrategias de afrontamiento de la enfermedad física que padezcan. Es primordial conseguir la eliminación de conductas que facilitan la aparición de la enfermedad (por ejemplo, fumar, beber alcohol, etc.) y el adiestramiento de los pacientes en el uso adecuado de estrategias apropiadas para afrontar eficazmente las situaciones de estrés.

En último término, el objetivo terapéutico fundamental es la recuperación de la funcionalidad en el menor tiempo posible, para así poder reincorporarse a su vida familiar, profesional o social.