Esquizofrenia

La esquizofrenia es un trastorno mental que precisa, para ser diagnosticado, de la presencia de dos o más de los siguientes síntomas:

  • Ideas delirantes: pensamientos que no corresponden con la realidad.
  • Alucinaciones: percepción de sonidos, visiones o sensaciones olfativas o táctiles que nadie más percibe.
  • Lenguaje desorganizado o incoherente.
  • Comportamiento gravemente desorganizado.
  • Síntomas negativos: introversión, empobrecimiento afectivo, apatía y déficits cognitivos (problemas de atención, memoria, concentración o capacidad de planificación).

Para efectuar el diagnóstico de esquizofrenia esta sintomatología debe comportar cierta disfunción social o laboral, de modo que una o más áreas importantes de la vida de la persona, como son el trabajo, las relaciones interpersonales o el cuidado de uno mismo, estén claramente por debajo del nivel previo al inicio del trastorno.

¿Cuáles son las causas de este trastorno mental?

Para que un individuo desarrolle esquizofrenia debe existir una vulnerabilidad genética, sobre la que van a actuar una serie de estresores psicológicos y ambientales para, finalmente, desarrollar la enfermedad. El peso relativo de cada uno de estos factores está lejos de ser precisado y, aún hoy, es objeto de continuos debates. La vulnerabilidad genética sería un factor necesario, aunque no suficiente, para desencadenar el trastorno.

¿Cuántas personas padecen esquizofrenia?

La prevalencia de la esquizofrenia (proporción de personas que pueden experimentar la enfermedad en algún momento de su vida) se ha establecido tradicionalmente en el 1% de población. Sin embargo, estudios recientes sugieren que esta cifra está por encima de la realidad y apuntan una proporción de entre 0,5 al 0,8%. Esta proporción se incrementa hasta el 10% en parientes de primer grado de individuos con esquizofrenia. Por otra parte, no existen diferencias entre hombres y mujeres ni entre países.

¿Cómo se diagnostica este trastorno mental?

El diagnóstico de la esquizofrenia sigue siendo fundamentalmente clínico, es decir, basado en la sintomatología que presenta el paciente. Para determinar el alcance de los déficits cognitivos puede ser necesario efectuar una exploración neuropsicológica, que consiste en una serie de pruebas que valoran la capacidad de atención, concentración, memoria de trabajo y capacidad de planificación y ejecución. Sólo en casos muy concretos debemos recurrir a pruebas de neuroimagen (resonancia magnética funcional o SPECT), que pueden ser de ayuda al diagnóstico, aunque no son determinantes.

¿Cuál es el tratamiento de la esquizofrenia?

Los fármacos antipsicóticos poseen una elevada eficacia para tratar las ideas delirantes y las alucinaciones, aunque son menos eficaces para tratar los síntomas negativos. A pesar de que, como todos los fármacos, pueden tener ciertos efectos secundarios, con una individualización del tratamiento y una dosificación cuidadosa se logra un buen ajuste del tratamiento farmacológico. Junto con éste, es importante también llevar a cabo un tratamiento psicológico de tipo cognitivo conductual, que aporte al paciente estrategias para manejar los síntomas de su enfermedad y los factores estresantes que puedan exacerbarla. Si existe deterioro social, será también imprescindible un enfoque psicosocial del tratamiento, procurando al paciente habilidades sociales y recursos socio laborales, que le permitan integrarse mejor en la sociedad.

Con un tratamiento y control adecuados, el pronóstico, a nivel de desempeño social y de posibilidad de recaídas, es bueno en una mayoría de casos.