Procesos Adaptativos y Reacciones de Estrés

Procesos Adaptativos y Reacciones de Estrés a lo Largo de la Vida

Procesos AdaptativosProcesos Adaptativos

El estrés es una respuesta fisiológica normal del organismo, forma parte de nuestra vida cotidiana. A lo largo de los tiempos ha demostrado ser un impulso positivo para nuestra supervivencia, así como para ayudarnos a enfrentarnos y adaptarnos a los cambios.

Sin embargo, esto no siempre es así, ya que actualmente nos enfrentamos a desafíos más complejos, con cambios más rápidos, sujetos a presiones más persistentes y sin que podamos eludirlas, sintiéndonos con frecuencia atrapados por lo que nosotros mismos, sin apenas darnos cuenta, hemos generado.
Sentimos que no podemos elegir cómo vivir, el "tsunami" de la vida es quien marca nuestro ritmo y nuestra percepción es que no tenemos ningún control sobre su curso y, sin demasiadas excepciones, a estas percepciones cada día más cotidianas, se suman circunstancias adversas que nos exigen más energía, más recursos personales para afrontarlas o más alerta de manera continuada.
El sentirnos incapaces para manejar todo ello puede tener el efecto de convertir esta respuesta de estrés en nociva para nosotros. Nos puede hacer más vulnerables y causar, o empeorar, problemas de salud mental y/o física.
Así pues, hablamos de estrés cuando:
  • Se produce un desequilibrio entre las demandas que nosotros nos exigimos, o que nos exigen, y los recursos con los que contamos para hacerles frente.
  • Cuando las demandas de la vida las percibimos como "demasiado" para nosotros, cuando nos sentimos sobrepasados por ellas.
Las personas que sufren un estado de estrés pueden presentar de manera persistente síntomas como: Intranquilidad, incapacidad para relajarse, problemas de sueño y/o apetito, irritabilidad, preocupación y rumiación persistente sobre aquello que produce el estrés, aumento de inseguridad en diferentes ámbitos de la vida, aburrimiento, apatía, aumento del consumo de alcohol y tabaco, sensaciones de malestar físico general (cansancio, problemas digestivos, tensión, etc.), problemas de memoria, despistes, etc.
Cuando la adaptación a cambios biográficos o acontecimientos vitales estresantes nos genera un malestar subjetivo que persiste en el tiempo y aparecen síntomas emocionales y/o de conducta que repercuten en el funcionamiento general de quien lo sufre, hablamos de trastorno de adaptación.
Estamos frente a un contínuum que iría, desde la normalidad, a las expresiones que pueden ser motivo de atención clínica, sin que los síntomas sean suficientemente graves para justificar un diagnóstico más específico.
Estas manifestaciones clínicas, son muy variadas e incluyen un humor depresivo, ansiedad, preocupación (o una mezcla de todos ellos), sentimientos de incapacidad para afrontar los problemas, para tomar decisiones, para planificar el futuro, miedo al fracaso, apatía, irritabilidad, insomnio, cansancio, aumento de la tensión arterial, etc.
No existe una fórmula sencilla que pueda eliminar el estrés pero si múltiples acciones que nos ayudarán a reducir las situaciones de sobrecarga emocional y física.