TDAH del adulto

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en el adulto

Más allá de la discusión sobre si el TDAH debe etiquetarse o considerarse como un trastorno, lo que sí es claro es que existe aproximadamente un 5% de individuos adultos con una configuración neurobiológica cerebral distinta o especial, que les aporta unas características de funcionamiento cognitivo y conductual diferentes de la mayoría y que estas diferencias pueden comportar algunas ventajas, pero también una amplia variedad de problemas, al interferir en diversas áreas del funcionamiento personal, familiar, social y laboral.

Estas características ya se advierten en la infancia, dando lugar habitualmente a dificultades académicas y pueden persistir, con mayor o menor severidad, a lo largo de toda la vida. En el adulto se caracterizan por tres grandes grupos de síntomas, aunque algunos individuos sólo presentan el primer grupo de síntomas y otros los tres:
  • Dificultades atencionales

Se deben a una alteración de las llamadas "funciones ejecutivas" (procesos cerebrales que controlan la atención, la planificación, la formación de conceptos o la inhibición conductual, entre otros). Su alteración se manifiesta en forma de problemas para mantener la atención de forma sostenida, tendencia a postergar tareas y tener dificultades en concluirlas, cometer errores por inatención, por falta de planificación y por un mal manejo del tiempo, tendencia a perder objetos (llaves, móviles o documentos y a ser despistados (olvidar citas o tareas pendientes).

  • Hiperactividad

En el adulto, la hiperactividad se manifiesta por una sensación de inquietud subjetiva interior, como un motor interno, que dificulta la relajación, tendencia al movimiento de piernas y juego con las manos y mala tolerancia de la quietud y el reposo.

  • Impulsividad

Los sujetos impulsivos actúan sin pensar previamente en las consecuencias de sus actos, lo que se refleja en una falta de autocontrol, impaciencia, baja tolerancia a la frustración y respuestas emocionales explosivas.

Todo ello puede comportar problemas de ansiedad o de ánimo o una mayor probabilidad de consumo de tóxicos. Con frecuencia el individuo consulta por estos problemas, sin saber que la causa subyacente es el TDAH.
Al mismo tiempo, como aspectos positivos, cabe señalar que las personas con TDAH a menudo son muy persistentes cuando algo les motiva. También son creativos, apasionados e intuitivos. Por ello, en ocupaciones laborales estimulantes y que precisen de este tipo de características personales, las personas con TDAH parten con ventaja.
Cuando el TDAH comporta problemas, es preferible consultar con un profesional y valorar la posibilidad de un tratamiento. En caso contrario, las consecuencias de un problema no tratado pueden afectar de forma grave al individuo y a su entorno.