Exploraciones y Tratamientos complementarios
Nuestro instrumento principal de evaluación es la entrevista clínica, que debe ser amplia y cuidadosa, así como nuestros tratamientos básicos son las pautas psicoterapéuticas y el tratamiento farmacológico. Pero actualmente disponemos de muchas otras opciones que nos ayudan, tanto en el diagnóstico como en la terapéutica. Destacamos las siguientes:
  • Análisis clínicos: Imprescindibles para descartar trastornos biológicos subyacentes.
  • Técnicas de neuroimagen: Las técnicas estructurales pueden detectar anomalías cerebrales. Las principales son la Tomografía Axial Computerizada (TAC) y la Resonancia Magnética (RM) cerebral. Las técnicas funcionales se ocupan de medir la actividad cerebral. Las más importantes son la Electroencefalografía (EEG), la Magnetoencefalografía (MEG), la Tomografía por Emisión de Positrones (TEP) y la Resonancia Magnética Funcional (fRM).
  • Otras pruebas médicas: Cuando existen dudas diagnósticas podemos recurrir a pruebas cardiológicas (ECG, ecocardiografía, Holter), digestivas (ecografía, endoscopia, pruebas de intolerancia alimentaria…), neurológicas (electromiografía) o vasculares (eco-doppler de carótidas, si sospechamos déficit de riego cerebral o de arterias cavernosas en disfunción eréctil).
  • Psicometría: Dirigida especialmente a la evaluación de rasgos de personalidad.
  • Exploración neuropsicológica: Necesaria en trastornos de la atención y la memoria, como ocurre en TDAH y ante la sospecha de un trastorno neurodegenerativo (demencias).
  • Test farmacogenético: Con sólo una muestra de sangre o de saliva, nos orienta sobre qué fármacos son mejor tolerados y más beneficiosos para el paciente.
  • Biofeedback de suelo pélvico: En la evaluación y el tratamiento de disfunciones sexuales femeninas que cursen con una alteración del tono muscular pélvico, como la anorgasmia, el vaginismo, la dispareunia o la vulvodinia.