Glándulas salivares

¿Qué son las glándulas salivares?

Son las glándulas productoras de la saliva vitales para mantener el correcto estado de la humedad en la boca. Hay tres tipos de glándulas salivares mayores: la parótida, la submaxilar y la sublingual. Estas están situadas en los dos lados de la cara y de la boca. Además de estas, también existen unas 1000 glándulas salivares menores que se encuentran en la boca.

Glándulas salivaresGlándulas salivares

Tumores de las glándulas salivares

La mayoría de ellos, alrededor de un 80%, tienen origen en la glándula parótida, y un 15% en la submaxilar. En la mayoría de los casos los tumores son benignos.

El síntoma inicial de todos ellos es la aparición de un bulto o hinchazón. Ante ello, hay que acudir al otorrinolaringólogo, tanto si detectamos un bulto en la mejilla, en la boca, en el cuello, delante de la oreja como si notamos dolor cuando comemos o masticamos.

  • ¿Cómo se diagnostican los tumores?

El otorrinolaringólogo realizará una palpación completa de las glándulas salivales, realizando a continuación una punción-aspiración usando una aguja fina (la llamada PAAF), totalmente indolora, y que servirá para extraer y analizar algunas células.

Todo ello se completará con un estudio radiológico (TAC, Resonancia Magnética), y si es preciso, una biopsia.

  • ¿Cuáles son los tipos de tumores de las glándulas salivares?

a) Benignos: El más frecuente (70%) es el llamado tumor mixto o Adenoma pleomorfo, que casi siempre se localiza en glándula parótida. Si no se extirpa puede transformarse en un tumor maligno. Otros tumores benignos, mucho menos frecuentes, son el tumor de Warthin y los adenomas. Todos ellos son de crecimiento lento.

b) Malignos: Los más frecuentes son los carcinomas (mucoepidermoide, adenocarcinoma, adenoide quístico). Afortunadamente solo representan un 15% de todos los tumores de las glándulas salivares. Además de hinchazón o bulto, pueden provocar dolor y parálisis facial.

  • ¿Cuál es su tratamiento?

En los tumores benignos de las glándulas salivales el tratamiento será siempre la extirpación del tumor.

En los tumores malignos se extirpará la glándula salival afectada y los ganglios linfáticos de las zonas adyacentes del cuello. Además, dependiendo del tipo y extensión del tumor, se completará el tratamiento con radioterapia y, excepcionalmente, con quimioterapia.

Durante la cirugía de la glándula parótida, al extirparla quedará un hueco o hundimiento en la mejilla. Para evitarlo utilizamos varias técnicas para evitar secuelas:

  • Relleno de colágeno de la zona afectada para evitar hueco en la misma.
  • Incisión tipo lifting (la misma que usan los cirujanos plásticos), para evitar la visibilidad de la cicatriz.
  • Control del nervio facial mediante su monitorización (control electrofisiológico), para evitar dañarlo.
Cálculos ("piedras") Salivales

SIALOENDOSCOPIA

Sialoendoscopia_A4-1Sialoendoscopia_A4-1Se trata de una técnica que permite un tratamiento mínimamente invasivo de muchos de los problemas que afectan a las glándulas salivales, tanto las glándulas submaxilares como las glándulas parótidas, las cuales fabrican la saliva y la vierten en el interior de la boca.

Hay diferentes enfermedades que afectan a estas glándulas, especialmente la sialolitiasis, es decir la presencia de cálculos que obstruyen la glándula, impidiendo la eliminación de la saliva y provocando cólicos, inflamaciones y/o infecciones.

Hasta ahora el tratamiento de cálculos (o "piedras") consistía en la extirpación de la glándula afectada, con la consiguiente cicatriz, el riesgo de lesionar el llamado nervio marginal, un postoperatorio doloroso, etc.

Gracias a una nueva técnica, la sialoendoscopia (endoscopia de las glándulas salivales), se puede extraer el cálculo sin necesidad de extraer la glándula afectada.

Para ello se introducen los endoscopios (pequeños tubos de 1,1mm de diámetro) en la glándula, a través de los cuales se extirpará el cálculo.

Esta técnica presenta una serie de importantes ventajas en relación a la cirugía clásica, como son: disminución del tiempo operatorio y de ingreso, anestesia mucho más ligera, ausencia de daños estéticos (entre ellos la cicatriz), menores molestias postoperatorias, conservación de la parte sana de la glándula, y rápida recuperación del paciente.