El 1 de septiembre llevamos a cabo con éxito un simulacro del protocolo de enfermedades transmisibles globales, con el objetivo de evaluar la respuesta de los profesionales implicados (admisión, triaje, atención médica, enfermería, etc...) ante la sospecha de una enfermedad infecciosa de transmisión global para su detección precoz, frenar la mortalidad y evitar la propagación entre pacientes, el personal sanitario y las visitas, así como el impacto potencial en la salud pública.

En las últimas décadas, el mundo ha experimentado numerosos cambios que incluyen explosiones demográficas y urbanización masiva, desplazamiento de poblaciones, aumento del comercio y de los viajes internacionales, aparición de agentes patógenos nuevos, uso de técnicas que generan nuevos riesgos, accidentes químicos y nucleares, desastres ambientales y la nueva amenaza de actos criminales y bioterrorismo.

Para responder a este entorno cambiante, en el año 2005 se creó el Reglamento Sanitario Internacional (RSI). El RSI amplía la notificación usual de enfermedades infecciosas para incluir la vigilancia de eventos de salud pública de orígenes diversos (por ejemplo, nuclear, químico o desconocido) e insta a los Estados Miembros a fortalecer la capacidad de sus sistemas de vigilancia para detectar, evaluar, notificar y responder a todos los eventos de salud o riesgos para la salud que pueden constituir una amenaza para salud humana. Actualmente, diferentes países se encuentran activos en diversos focos epidémicos de enfermedades como Covid, Viruela del mono, Hepatitis, Cólera, Tuberculosis…

Situación tratada en el simulacro realizado en el Centro:

Una paciente que había viajado a la República democrática del Congo como cooperante y había llegado a Barcelona hacía 15 días, manifiesta en consulta de Urgencias: fiebre, cefalea, vómitos, diarreas, dolor abdominal y lesiones cutánea en brazo tipo hematoma.

Aunque se detectaron áreas de mejora, especialmente en el proceso de colocación y retiro del KIT de Protección Ébola, el resultado de la actuación y respuesta por parte de los servicios implicados del Centro fue correcta.

El proceso de triaje en estas situaciones es decisiva para descartar o confirmar un caso de riesgo como el del simulacro (Ébola) y así agilizar la atención y el circuito de atención sanitaria disminuyendo el riesgo de propagación y transmisión de enfermedades.

Desde Dirección queremos dar las gracias a los voluntarios que participaron en este simulacro y recalcamos la importancia de estos ejercicios para que nuestros profesionales estén preparados y podamos garantizar la atención a los pacientes aún en las circunstancias más adversas, como es una catástrofe o emergencia en la comunidad, como lo fue el Covid.


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