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El síntoma más frecuente es la disfunción vasomotora, que se manifiesta por sofocos y/o sudores nocturnos, afectando a casi el 70-80% de las mujeres. A lo largo del tiempo suelen desaparecen espontáneamente, pero lamentablemente, el momento en que se produce esta resolución es impredecible y hasta el 10 % de las mujeres de más de 60 años de edad continúan experimentando síntomas vasomotores.

Esta época del año, con la llegada del calor y el aumento de la temperatura, la mujer nota con más intensidad la sensación de calor asociada a la disfunción vasomotora y repercute en mayor grado en las actividades habituales cotidianas por la incomodidad y malestar que supone.

Este síntoma es muy precoz, ya que aparece en la premenopausia, suele comenzar unos años de que se instaure la menopausia y además es el síntoma más frecuente, ya que afecta a un elevado número de mujeres y no siempre se asocia al resto de afecciones que también pueden manifestarse en el periodo de la menopausia y perimenopausia. Se define como una oleada de calor que recorre el cuerpo subiendo hacia la cabeza, produciendo enrojecimiento de la piel del pecho, cuello y cara. Es debido a un brusco incremento del flujo sanguíneo de la piel de estas zonas afectadas, produciendo un enrojecimiento e incremento de la temperatura cutánea. Algunas mujeres sudan durante los sofocos, después sienten escalofríos y al finalizar sensación de temblor. Otras, en ocasiones, en el mismo momento de la sensación brusca de calor, se acompaña de otros síntomas como : sudoración, náuseas, mareos, palpitaciones, cefalea, angustia, sensación de ansiedad, etc.

Los sofocos pueden ser más o menos intensos. La duración es variable, desde pocos segundos a una hora, por término medio suele ser entre 2-3 minutos. Son más frecuentes por la noche, por lo que hace que sean más molestos, alterando el sueño, afectando el descanso nocturno y provocando insomnio. Los sofocos que aparecen mientras se está durmiendo, se conocen también como sudores nocturnos, suele ser en las cuatro primeras horas de sueño y pueden impedir un descanso adecuado y reparador. Son sofocos que pueden llegar a provocar una sudoración muy intensa, con mucho calor y al finalizar una sensación de frío, por lo que el sueño se interrumpe, pudiendo ocurrir una o más veces durante la noche asociándose a insomnio o trastornos del sueño.

En consecuencia al no descansar bien, la vida diurna habitual se ve afectada, al asociarse a cansancio, incapacidad de concentración y/o cambios de humor.

A veces los sofocos están asociados a estrés, alcohol o cambios de temperatura, pero en la mayoría de ocasiones no existe un factor desencadenante.

En general, son mal tolerados en un 60-70% de las ocasiones. En general, estas alteraciones vasomotoras, no tienen consecuencias importantes para la salud de la mujer, pero dependiendo de su intensidad y frecuencia, altera de forma importante en su calidad de vida.

Además cada mujer representa un caso particular. "No existe una menopausia, hay menopausias", ya que son muy diversas las circunstancias que influyen en la aparición de los diferentes síntomas y cada situación será diferente. Los síntomas de la menopausia afectan a la mayor parte de las mujeres, es importante consultar con un profesional, ya que existen tratamientos diversos y efectivos, para aliviar los sofocos y otros efectos derivados del descenso hormonal asociado a la menopausia.

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