¿Cómo tratar las varices?

Las varices se tratan con cirugía, microcirugía, electrocoagulación o esclerosamiento. Son intervenciones que ha de realizar un buen especialista en angiología o cirugía vascular.

El doctor Eusebi Sala Planell, director del Instituto Sala Planell de Angiología y Cirugía Vascular, nos confirma que "las mujeres ven en las varices un motivo de preocupación que empaña la belleza de sus piernas y solicitan muy a menudo su tratamiento".

Tratamientos: La microesclerosis

El doctor Eusebio Sala Planell nos explica que "el método esclerosante ha sido siempre el mismo después de la aparición de la jeringa hipodérmica, lo que ha variado en el tiempo han sido los líquidos esclerosantes que han ido del yodo y el alcohol al bicloruro de mercurio pasando por distintos compuestos de sodio y soluciones glucosadas hipertónicas o soluciones jabonosas con ácidos grasos de distintos orígenes".

Los actuales agentes esclerosantes son eficaces y más inocuos como el hidroxipolietoxidodecano (etoxisclerol), descubierto por Henschelt en 1966.

Las condiciones de un esclerosante han de ser:

  • Que sea un producto estable: para asegurar una acción uniforme
  • De fácil uso: preferentemente de color claro para evidenciar la sangre aspirada y tener unas condiciones físico-químicas que permitan una técnica rápida y eficaz
  • Que sea fluido: ya que si se espesa, obstruye las agujas
  • Que sea indoloro: condición importante
  • Que sea inocuo: su acción debe limitarse a provocar una inflamación química aséptica, localizada en las proximidades del punto inyectado, cuya consecuencia es la destrucción del endotelio venoso y la inducción de un trombo pequeño firmemente adherido a la endovena sin interesar a las demás capas de la pared venosa. Es decir, que provoque una endoflebitis sin periflebitis.
  • No coagulante: ya que si el esclerosante, apenas puesto en contacto con la sangre la coagula, tiende a obstruir el cono de la jeringa y obliga a realizar la inyección de forma rápida, aumentando el riesgo de provocar una extravasación
  • Activo y eficaz: para permitir tratamientos de forma ambulatoria.
  • Atóxico e hipoalergénico: administrado en las cantidades justas
  • No provocar trombosis secundaria
  • Tener una acción limitada y controlable

Esclerosantes actuales:

  1. Yodo (Variglobin R)
  2. Tetradecylsulfato de sodio (trombovar R, sotradecol R)
  3. Salicilato de sodio
  4. Hidroxipolietoxidodecano (Etoxisclerol R)
  5. Glicerina crómica (Scleremo R)
  6. Soluciones antisépticas diluidas

Inconvenientes de cada uno

  • Yodo: Los riesgos de provocar reacciones alérgicas están siempre presentes, aunque su aparición es rara. Aún así, es considerado poco manejable por su coloración rojiza que no permite distinguir claramente la cantidad inyectada. Tiende asimismo a coagular la sangre, apenas entra en contacto con ella, bloqueando la jeringa si no se inyecta de forma rápida. Es poco difusible y puede provocar reacciones intensas en la zona próxima a la punción. La cantidad de dosis está limitada ya que cantidades importantes provocan estados febriles más o menos intensos y como estados seudogripales.
  • Tetradecylsulfato de sodio (trombovar R, Sotradecol R). Es capaz de producir importantes reacciones alérgicas que contraindican de forma absoluta esta substancia en pacientes con algún antecedente alérgico Tiene un elevado riesgo de escaras debido al ligero retraso que se produce desde el momento de la inyección extravascular hasta la aparición del dolor. Es un producto que exige ser manejado con mucha prudencia en el momento de la inyección (riesgo de inyección intrarterial). Es capaz de desencadenar reacciones febriles. Puede ocasionar la aparición de trombos de tamaño considerable que exigen su evacuación rutinaria Consiguientemente, existe un elevado riesgo de pigmentaciones residuales.
  • Salicilato de sodio. Relativa debilidad de su poder esclerosante Dolor a la inyección efímero pero intenso Frecuente aparición de calambres por el vasospasmo producido en el territorio de la inyección.
  • Glicerina crómica (Scleremo R). Su gran viscosidad dificulta un poco la utilización de agujas muy finas El paso del líquido a la luz venosa provoca dolor Puede provocar ligeras hematurias cuando se sobrepasa la cantidad de solución normal (10 ml.). En ocasiones, se presentan trastornos oculares pasajeros que consisten en alteraciones del campo visual.

Posibles complicaciones de la esclerosis

Puede decirse que la esclerosis de las varices es un tratamiento inocuo pero, como en todo tratamiento pueden existir algunas complicaciones que en el caso de las telangiectasias son prácticamente inexistentes porque la menor luz del vaso implica la necesidad de una menor dosis de esclerosante y menor complicación o peligro.

Sin embargo, vamos a referirnos a las más generales, aunque raras:

  • Lipotimia
  • Intolerancia inmediata (náuseas)
  • Intolerancia tardía (fiebre y estado seudogripal)
  • Trastornos visuales (aunque rarísimos)
  • Hematuria (con algunos esclerosantes ), aunque prácticamente inexistentes en las telangiectasias por las pequeñas dosis administradas
  • Alergia local: expresión de la reacción esclerosante.

Reacciones locales: menos graves:

  • flebitis: por error de dosis
  • hematoma: consecuencia de la extravasación sanguínea por insuficiente compresión al retirar la aguja, por fragilidad capilar o por el uso de agujas de grueso calibre
  • varicosidades secundarias que aparecen en forma de nuevas spiders o arañas vasculares en localizaciones cercanas a las tratadas y como consecuencia de la supresión de las vías anteriores
  • pigmentaciones residuales en la zona, debidas al efecto del esclerosante.

¿Cómo actuar ante las reacciones locales?

Así como en el caso de la esclerosis de varices, las reacciones locales sin ser frecuentes son más posibles y diversas, en el caso de las telangiectasias, el menor volumen del vaso anula casi completamente estas reacciones. Sin embargo, las pigmentaciones posteriores al tratamiento son las reacciones más frecuentes y a las que los especialistas han debido hacer frente con el tiempo.

Este tipo de reacciones llevaron a los angiólogos o flebólogos a probar con el láser o sus derivados (photoderm), aunque sin resultados satisfactorios en muchos casos.