Cirugía de cabeza y cuello

Quiste tirogloso

La glándula tiroides en la fase embrionaria se forma en la base de la lengua y antes del nacimiento emigra hasta su posición normal en la base del cuello. El conducto que se forma como consecuencia de este descenso, normalmente se atrofia y desaparece. Ocasionalmente parte de este conducto persiste formándose un quiste tirogloso. Estos quistes son, pues, defectos congénitos que suelen aparecer en niños o jóvenes pero pueden desarrollarse también en un adulto.

Se presentan como un bulto de pocos centímetros de diámetro, normalmente no doloroso situado en la parte central alta del cuello por encima de la laringe (nuez de Adán). Suelen crecer lentamente aunque en ocasiones aumentan bruscamente de tamaño. Pueden infectarse y raramente malignizan.

El tratamiento, una vez confirmado el diagnóstico mediante la exploración física y exploraciones complementarias como la ecografía, es la extirpación completa del quiste. Para que no vuelva a aparecer deben extirparse también los restos del conducto tirogloso desde la base de la lengua y parte del hueso hioides (intervención de Sistrüng). Esta intervención se realiza bajo anestesia general. La recuperación es rápida y el resultado estético bueno.

Quiste branquial

El quiste branquial es también un defecto congénito aunque menos frecuente que el quiste tirogloso. Se debe a un defecto embrionario por falta de fusión del segundo y tercer arco branquial. El feto en su primera fase del desarrollo embrionario tiene branquias como los peces y anfibios.

Puede aparecer como una fístula (apertura externa o comunicación) o un quiste. Igual que el quiste tirogloso, es más frecuente en gente joven pero también puede desarrollarse en el adulto.

El quiste se localiza en la parte lateral del cuello, detrás del borde anterior del músculo esternocleidomastoideo. Estos quistes pueden infectarse. Para confirmar el diagnóstico pueden practicarse pruebas como la punción, ecografía etc.

El tratamiento es quirúrgico y consiste en la extirpación completa del mismo. La punción y vaciado del quiste sirve para el diagnóstico pero al persistir la cápsula en quiste se vuelve a llenar y las punciones repetidas facilitan la infección lo que a su vez complicaría el tratamiento quirúrgico. Es una intervención de bajo riesgo y recuperación rápida.