Pólipos

Los pólipos son la tumoración benigna más frecuente en patología ginecológica. Son formaciones sésiles o pediculadas que se proyectan desde la superficie endocervical (pólipos endocervicales) o endometrial (pólipos endometriales). Estan constituidos por un eje vascular central y una cubierta mucosa.

  • Pólipo endocervical: Más frecuentes en mujeres que hayan tenido hijos y por encima de los 45 años. Generalmente no dan síntomas, pero pueden dar lugar a perdidas hemáticas esporádicas o tras el coito. El riesgo de malignización es bajo (inferior al 1%). El diagnóstico se realiza por colposcopia (visualización del cuello uterino con aumento). En caso de ser sintomáticos o sospechosos deberán ser extirpados, bien por torsión (pediculados) o por resección con bisturí (sésiles).
  • Pólipo endometrial: Su incidencia aumenta con la edad, siendo el máximo de su incidencia a los 50 años, disminuyendo tras la menopausia. La mayoría no darán síntomas, pero pueden ocasionar sangrado irregular entre reglas o tras la menopausia. El diagnóstico de sospecha se realiza por ecografía transvaginal y la confirmación mediante histeroscopia diagnóstica (exploración endoscópica que consiste en visualizar el canal endocervical y la cavidad endometrial con visión directa, utilizando CO2 o suero salino, como método de distensión, suele realizarse de forma ambulatoria sin precisar anestesia) . El tratamiento es la resección mediante histeroscopia, pero no siempre es necesario extirparlos, puede tomarse una conducta expectante. La resección está indicada en mujeres sintomáticas, pólipos asintomáticos sospechosos por histeroscopia o en pacientes con factores de riesgo de patología maligna endometrial. También está indicada en pólipos de gran tamaño y en mujeres infértiles que deseen embarazo.