Ultrasonido de Alta Intensidad (HIFU)

¿Qué es el Ultrasonido de Alta Intensidad (HIFU)?

El HIFU es una tecnología que se basa en la destrucción térmica de los tejidos con una gran precisión y sin dañar a las estructuras vecinas. Fue descubierto en 1940 y en 1995 se empezó a utilizar para el tratamiento del cáncer de próstata. La energía acústica (ultrasonido) emitida desde un transductor situado en el recto es absorbida por el tejido prostático y transformada en calor, alcanzando temperatura sintraprostáticas de 98-100 ºC que destruyen las células próstaticas. Un control ecográfico preciso evita que se produzcan daños en los tejidos circundantes. Este tratamiento está recomendado en aquellas personas que padecen cáncer de próstata localizado (T1-T2 No Mo) y que no son buenas candidatas a la prostatectomía radical o que rechazan la cirugía. No está indicada en pacientes con próstatas de un tamaño superior a 50 cc ni en próstatas con calcificaciones de más de 1 cm de longitud. En la actualidad se están desarrollando técnicas de HIFU utilizando técnicas de imagen mediante RMN endorectal, en lugar de ecográficas, lo que permitirá, en el futuro, optimizar el tratamiento.

El procedimiento se realiza bajo anestesia general o raquídea y la duración aproximada es de 1 a 4 h dependiendo del tamaño de la próstata. El pacientes es dado de alta a las 24 horas con una sonda vesical (cistostomía) que se retirará en un plazo de 2-3 semanas.

¿Cuáles son los riesgos del HIFU?

Los riesgos del HIFU pueden ser:

  • Problemas urinarios. Un 15% de los pacientes experimentarán dificultades para orinar debido a la estrechez de la uretra prostática. La incontinencia urinaria es leve y puede afectar a un 6% de los pacientes. La inflamación del testículo y epidídimo aparece en un 8%.
  • Problemas sexuales. Un 30% de los pacientes experimenta una disminución de su función eréctil que mejora con tratamiento farmacológico.
  • Problemas intestinales. La fístula uretro-rectal es muy rara, apareciendo en un 0,2% de los pacientes.