

En un proceso de FIV, la mujer debe realizar un tratamiento de estimulación ovárica con medicamentos inductores de la ovulación, cada día más puros y eficaces, para intentar conseguir el máximo número de folículos. Estos tratamientos son siempre personalizados para cada paciente y dependerán de factores como la edad y de los resultados de las analíticas hormonales previas, y supervisados siempre con controles ecográficos y analíticos.
Una vez los folículos alcancen el número y el tamaño idóneo, se administra una nueva medicación para provocar la maduración ovocitaria.
A las 35-36 horas se realiza bajo sedación y por vía ecográfica, la extracción de los óvulos. En el laboratorio de FIV, se inseminan estos óvulos con los espermatozoides de la pareja, o si fuera necesario con banco de semen, para intentar conseguir el máximo de embriones.


