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Síndrome del intestino irritable, enfermedad celíaca y gluten

"Una cosa es predicar y otra dar trigo"

Durante muchos años se ha considerado que el síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad celíaca (EC) eran dos entidades completamente diferentes: la segunda relacionada con una intolerancia a la ingesta de gluten y la primera sin ninguna relación con este. Sin embargo, durante la última década diversos estudios han comprobado que esta separación no es tan clara. Puede haber pacientes que habiendo sido diagnosticados de SII en realidad sufren una EC. Aún más, parece existir un grupo de enfermos que sin tener una EC padecen una sensibilidad al gluten con manifestaciones digestivas semejantes al SII.

Por tanto, es necesario establecer qué sujetos se podrán beneficiar de una dieta sin gluten. En aquellos con EC demostrada la dieta es ineludible con el fin de mejorar los síntomas y prevenir complicaciones futuras. En los que tienen síntomas semejantes al SII es imprescindible determinar si esta dieta de exclusión está o no justificada, y si aporta algún beneficio. De hecho, actualmente un considerable número de pacientes con SII siguen una dieta sin gluten, en muchos casos sin que exista un motivo claro ni se hayan realizado los estudios necesarios para tomar esta decisión.

Seguir una dieta sin gluten no es fácil ni barato. Obviamente merece la pena cuando es necesario, pero no debe recomendarse sin haber evaluado a cada paciente de manera individual teniendo en cuenta pros y contras. Dar consejos en la consulta ("predicar") es fácil pero cumplir una dieta sin gluten precisa esfuerzo y voluntad. Como dice el refrán castellano: "Una cosa es predicar y otra dar (o no dar) trigo"

  • "¿Las penas con pan son buenas?"

    En la clínica diaria no es raro encontrar pacientes que refieren que toleran mal el gluten y en los que no se demuestra una EC. De hecho, en un estudio realizado en personas adultas que aquejaban síntomas abdominales tras comer cereales se comprobó, tras realizarles un estudio exhaustivo, que el 63% no sufrían EC ni alergia a los cereales, aún así, mejoraron tras una dieta sin gluten.

    A este respecto, en un estudio doble ciego, controlado contra placebo y cruzado, se ha demostrado la existencia de sensibilidad al trigo en ausencia de EC. Se investigaron 920 pacientes con síntomas de SII que realizaron inicialmente una dieta estándar de eliminación (trigo, leche de vaca, huevos, tomate, chocolate, y cualquier otro alimento con hipersensibilidad conocida por el paciente), entonces se introdujo de forma ciega y cruzada dieta con o sin trigo durante 2 semanas. Se evidenció que un tercio de los sujetos empeoró al ingerir trigo pero no con placebo: aumentó el dolor abdominal, la hinchazón y la diarrea.

    A partir de todas estas observaciones, en el año 2012 se reunió un panel de expertos internacionales para establecer una nueva clasificación y nomenclatura de los trastornos digestivos relacionados con el gluten. Se consideró la existencia de tres entidades: EC, alergia al trigo y sensibilidad al gluten no-celíaca. La alergia al trigo se define como una reacción inmunológica a las proteínas del trigo mediada por IgE; su estudio debe incluir determinación de IgE específica en suero y/o "prick test". La sensibilidad al gluten no-celíaca es una forma de intolerancia al gluten cuando se han excluido tanto la EC como la alergia al trigo.

    La sensibilidad al gluten no-celíaca podría producirse en sujetos genéticamente predispuestos, en los que la gliadina induciría alteraciones neuromotoras así como fenómenos de microinflamación, alterando la permeabilidad intestinal y activando la inmunidad innata; todo ello sin que existan alteraciones morfológicas intestinales claras.

    En resumen, un considerable número de personas que no cumplen criterios para ser diagnosticados de EC aquejan una mala tolerancia al gluten. De hecho, el número de sujetos que consumen dieta sin gluten es muy superior al de pacientes diagnosticados de EC. Así, en EEUU hasta el 15-25 % de la población sigue esta dieta, y en Nueva Zelanda -dónde la prevalencia de EC en niños es del 1% - hasta en el 5% se evita el gluten.

    Estas cifras parecen exageradas y posiblemente también están favorecidas por aquellas industrias especializadas en comidas exentas de gluten. No hay duda de que este es un nuevo y gran negocio.

    En cualquier caso, diversos estudios han establecido una relación entre la EC, la ingesta de gluten y algunos de los síntomas que sugieren un SII. La sensibilidad al gluten se define como el conjunto de aquellos trastornos morfológicos, inmunológicos o funcionales que responden a la exclusión de gluten. Este concepto incorpora a una serie de manifestaciones histológicas, inmunológicas y clínicas en ausencia de alteraciones morfológicas evidentes. Este último aspecto es muy relevante dado que en aquellos países dónde se financia en parte la dieta sin gluten (no es el caso de España) se exige la confirmación de EC mediante biopsia duodenal.

    Otra conclusión que puede sacarse de este artículo de revisión es que sólo con el refranero castellano puede escribirse un tratado sobre enfermedad celíaca, sensibilidad al gluten, pan y trigo. Pero eso es "harina de otro costal".

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