Alteración del estado anímico - depresión

El término "depresión", implica un trastorno del estado del ánimo que interfiere significativamente en la vida de quién lo padece. No confundirlo con el término coloquial con el que nos referimos a breves estados de desánimo, comunes ante los problemas o frustraciones.

La depresión puede expresarse en forma de:

  1. Alteración cognitiva: dificultades para pensar con claridad, concentrarse o memorizar
  2. Alteración de la voluntad: dificultad para tomar iniciativas o decisiones
  3. Alteración de la motivación: pérdida de interés, escaso disfrute, apatía
  4. Alteración emocional: tristeza, desánimo, irritabilidad, culpa, sensación de inutilidad, percepción de vacío, ideas de muerte
  5. Alteración somática: puede afectar a cualquier función corporal, por ejemplo cansancio, alteraciones digestivas, dermatológicas, musculares, taquicardia y alteraciones del sueño y el apetito
  6. Cambios de conducta social: retraimiento, evitación social

Causas

Existen diferentes tipos de depresión. Las menos frecuentes son de origen genético, una predisposición hereditaria que afecta a la función de algunos neurotransmisores cerebrales, principalmente serotonina y dopamina. En otros casos puede ser secundaria a un trastorno orgánico, como una enfermedad hormonal que pueda alterar los neurotransmisores. Pero la mayoría de trastornos depresivos tienen su origen en problemas psicológicos, como una baja autoestima o un estilo de pensamiento distorsionado, que selecciona los estímulos negativos y no aprecia los positivos. Finalmente, otras depresiones tienen su origen en factores del entorno del individuo, que, si se cronifican, pueden alterar también la neurotransmisión cerebral. El estado depresivo suele ser mal comprendido por el entorno, que sólo lo entiende cuando existe como causa un problema objetivo. En general, podemos decir que las depresiones ocurren por la interacción entre factores genéticos, psicológicos y ambientales.

Los trastornos depresivos graves afectan aproximadamente a un 3% de la población. El porcentaje es mucho mayor en formas depresivas menos graves. La prevalencia es casi el doble en la mujer que en el hombre. El riesgo de padecerla aumenta hasta tres veces respecto a la población general si se tienen antecedentes familiares en parientes de primer grado.

A pesar de las numerosas investigaciones, no se ha hallado ningún marcador biológico ni parámetro objetivable que permita objetivar la depresión de forma fiable. Por ello, el diagnóstico es fundamentalmente clínico, obtenido tras una exhaustiva historia clínica y exploración psicopatológica. Deben descartarse siempre enfermedades orgánicas.

Tratamiento

Existen básicamente dos grandes líneas en el tratamiento de la depresión: la farmacológica y la psicológica, ya que otras formas de tratamiento no han demostrado su eficacia.

Afortunadamente, ambas líneas disponen de un amplio arsenal terapéutico. Los antidepresivos actuales, aunque no exentos de posibles efectos secundarios, generalmente leves y transitorios, son fármacos seguros y fiables, siempre que el tratamiento se ajuste de forma individualizada y sea prescrito y controlado por un médico. La terapia de orientación cognitivo conductual proporciona un conjunto de técnicas encaminadas a mejorar las condiciones psicológicas del individuo en el presente y hacia el futuro, de forma relativamente breve y concreta.

Los mejores resultados se obtienen combinando ambas formas de tratamiento, aunque debe tenerse en cuenta que los fármacos son más eficaces cuando existe un mayor peso biológico en el origen de la depresión y actúan con menor eficacia cuanto más peso tienen los factores psicológicos y ambientales.