Artrosis de rodilla

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas principales son:

  • Dolor: El dolor es el síntoma principal de la artrosis de rodilla. Puede ser intermitente o constante, y tiende a empeorar con la actividad física. El dolor puede ser más intenso al levantarse por la mañana o después de períodos prolongados de descanso.
  • Rigidez: La rigidez articular es común en la artrosis de rodilla. Puede ser más notable por las mañanas o después de períodos de inactividad prolongada. La rigidez tiende a mejorar a medida que se mueve la rodilla.
  • Inflamación: En algunos casos, la articulación de la rodilla puede estar hinchada, caliente y enrojecida. La inflamación es el resultado de la respuesta inflamatoria causada por el desgaste y daño en el cartílago.
  • Limitación del movimiento: A medida que avanza la artrosis de rodilla, es posible que se experimente una disminución en el rango de movimiento de la articulación. Se puede tener dificultad para doblar o estirar completamente la rodilla afectada.
  • Crepitación: Se puede sentir o escuchar un crujido, chasquido o sensación de fricción al mover la rodilla. Esto se conoce como crepitación y es causado por la fricción entre los huesos desgastados.
  • Deformidad: En casos más avanzados de artrosis de rodilla, puede haber una deformidad visible en la articulación, como una desviación hacia adentro o hacia afuera de la pierna.

¿Qué tratamientos existen en la actualidad?

Tratamiento conservador.

Terapia física:

La fisioterapia desempeña un papel fundamental en el tratamiento de la artrosis de rodilla. Los ejercicios específicos pueden ayudar a fortalecer los músculos que rodean la articulación, mejorar la movilidad, aliviar el dolor y aumentar la estabilidad de la rodilla.

Pérdida de peso:

Si existe sobrepeso u obesidad, perder peso puede reducir la carga sobre la rodilla y disminuir los síntomas de la artrosis.

Terapia farmacológica oral:

  • Analgésicos y Antiinflamatorios No Esteroideos (AINEs): Los analgésicos como el paracetamol, pueden ser útiles para aliviar el dolor leve a moderado. Los AINEs, como el ibuprofeno o el naproxeno, entre otros, tienen propiedades analgésicas y antiinflamatorias más eficaces en artrosis y pueden proporcionar mayor alivio del dolor al actuar reduciendo la inflamación. Sin embargo, es importante tener en cuenta que los AINEs pueden tener efectos secundarios gastrointestinales y cardiovasculares, especialmente con su uso a largo plazo.
  • Inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa-2 (COX-2): Estos medicamentos, como el celecoxib, son una clase de AINEs que se dirigen específicamente a la enzima COX-2, implicada en la inflamación. Los inhibidores de la COX-2 pueden proporcionar alivio del dolor y reducir la inflamación con un menor riesgo de efectos secundarios gastrointestinales en comparación con los AINEs tradicionales. Sin embargo, también se ha asociado el uso prolongado de inhibidores de la COX-2 con un mayor riesgo cardiovascular.

Terapia farmacológica tópica:

  • AINEs tópicos: Los AINEs tópicos, como el gel de diclofenaco, se aplican directamente sobre la piel en la zona de la rodilla afectada. Estos medicamentos tienen propiedades antiinflamatorias y analgésicas que pueden aliviar el dolor y reducir la inflamación local. Los AINEs tópicos tienen la ventaja de tener menos efectos secundarios sistémicos en comparación con los AINEs orales.
  • Capsaicina: La capsaicina es un compuesto derivado del chile picante que se utiliza en forma de crema tópica. Se cree que la capsaicina ayuda a aliviar el dolor en la artrosis de rodilla mediante la reducción de la sustancia P, una sustancia química relacionada con la transmisión del dolor. La capsaicina puede causar una sensación de ardor o picazón en la piel, pero este efecto generalmente disminuye con el tiempo.

Infiltraciones intraarticulares:

  • Infiltraciones de Corticosteroides: Los corticosteroides, como la triamcinolona, se utilizan para reducir la inflamación en la articulación de la rodilla y aliviar el dolor asociado con la artrosis en pacientes con sinovitis. Estos medicamentos tienen propiedades antiinflamatorias y analgésicas. Los corticosteroides se administran mediante una inyección directa en la articulación de la rodilla y pueden proporcionar alivio del dolor a corto plazo. Sin embargo, su efecto es temporal y no tienen un efecto reparador sobre el cartílago dañado.
  • Infiltraciones con Ácido Hialurónico: El ácido hialurónico es una sustancia que se encuentra naturalmente en el líquido sinovial de las articulaciones. En el tratamiento de la artrosis de rodilla, se puede inyectar ácido hialurónico en la articulación para mejorar la lubricación y amortiguación, aliviando el dolor y mejorando la movilidad. El ácido hialurónico inyectable actúa como un suplemento para reemplazar o aumentar el líquido sinovial deteriorado en la articulación de la rodilla afectada.
  • Infiltraciones con Factores de Crecimiento Plaquetario o Plasma Rico en Plaquetas (PRP): El PRP es un producto derivado de la sangre del propio paciente. Se obtiene al tomar una muestra de sangre, centrifugarla para separar los componentes y luego inyectar la porción rica en plaquetas en la articulación de la rodilla. El PRP contiene concentraciones más altas de factores de crecimiento y proteínas que pueden ayudar a estimular la reparación y regeneración del tejido dañado en la articulación de la rodilla. Se cree que el PRP puede mejorar los síntomas de la artrosis y promover la regeneración del cartílago.

Cirugía:

  • Artroscopia: En algunos casos, se puede realizar una artroscopia para tratar ciertos problemas asociados con la artrosis de rodilla, como la eliminación de fragmentos de cartílago o reparación de tejidos dañados.
  • Osteotomía: En casos seleccionados, se puede realizar una osteotomía, que implica la corrección quirúrgica de la alineación de la pierna para redistribuir la carga sobre la articulación de la rodilla.

Reemplazo total de rodilla (artroplastia de rodilla): Si la artrosis de rodilla es grave y los tratamientos conservadores no brindan alivio, se puede considerar la opción de reemplazar la articulación de la rodilla con una prótesis artificial.


¿Qué tratamientos se esperan en un futuro?

La artrosis de rodilla es una enfermedad compleja que involucra diferentes procesos biológicos y mecanismos patológicos. Existen líneas de investigación tremendamente activas, sobre las cuatro dianas intraarticulares que se consideran clave en la artrosis de rodilla:

  • Cartílago articular: El cartílago articular es una de las principales dianas en el tratamiento de la artrosis de rodilla. El objetivo es proteger y promover la regeneración del cartílago dañado. Se están investigando terapias que estimulan la proliferación y diferenciación de las células del cartílago, así como la inhibición de las enzimas que degradan el cartílago, como las metaloproteinasas de matriz (MMPs).
  • Membrana sinovial: La membrana sinovial que recubre la articulación de la rodilla también juega un papel importante en la artrosis. Se produce una inflamación sinovial crónica en la artrosis, lo que contribuye a la progresión de la enfermedad. Se están estudiando terapias que se centran en la regulación de las citoquinas inflamatorias, como la interleucina-1 (IL-1) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), para reducir la inflamación en la sinovial.
  • Hueso subcondral: El hueso subcondral, ubicado debajo del cartílago, también se ve afectado en la artrosis de rodilla. Se produce un remodelado óseo anormal, con la formación de espolones óseos y cambios en la densidad ósea. Se están investigando terapias que regulan la actividad de los osteoclastos y los osteoblastos para mantener un equilibrio adecuado en la remodelación ósea.
  • Inflamación neurogénica: En la artrosis de rodilla, también hay una contribución de la inflamación neurogénica, que involucra los nervios sensoriales de la articulación de la rodilla. Esta inflamación puede contribuir a la sensibilización y al aumento del dolor. Se están investigando terapias que se centran en los neurotransmisores y los receptores en el sistema nervioso para modular la respuesta al dolor y reducir la inflamación neurogénica.

Consejos:

En el caso de sufrir dolor en su rodilla, debe acudir a su reumatólogo, recibir una valoración clínica, y si procede, realizar las exploraciones complementarias que su reumatólogo considere en su caso. Tras la evaluación, deben comentarse los riesgos y beneficios de las terapias existentes y entonces elegir la estrategia de tratamiento que se ajuste al caso concreto.