La gota (artritis microcristalina por cristales de ácido úrico)

La gota es una forma común de artritis inflamatoria que se caracteriza por un exceso de ácido úrico en la sangre que provoca la formación de cristales en las articulaciones. Estos cristales pueden causar inflamación y dolor en las articulaciones, especialmente en la base del dedo gordo del pie, aunque también pueden afectar otras articulaciones. En esta respuesta, discutiremos el diagnóstico, fenotipos y tratamiento de la gota en 2000 palabras.


Diagnóstico:

El diagnóstico de la gota se basa en una combinación de la historia clínica del paciente, la exploración física y los resultados de las pruebas de laboratorio. Los pacientes con gota pueden tener episodios recurrentes de inflamación aguda en una o más articulaciones, que pueden durar días o semanas. El dolor suele ser intenso y puede estar asociado con enrojecimiento, calor y sensibilidad en la articulación afectada. A menudo, los pacientes pueden identificar un factor desencadenante que precede a los episodios de gota, como la ingesta excesiva de alcohol o alimentos ricos en purinas.

En la exploración física, el médico buscará signos de inflamación en las articulaciones afectadas. También pueden buscar tofos, que son depósitos de cristales de ácido úrico debajo de la piel, en lugares como la oreja o el codo. Además, el médico puede solicitar pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico, incluyendo niveles elevados de ácido úrico en la sangre, la presencia de cristales de ácido úrico en el líquido sinovial de la articulación afectada y elevación de la proteína C reactiva y la velocidad de sedimentación globular (VSG), que son indicadores de inflamación.


Fenotipos:

Existen dos fenotipos principales de la gota: la gota aguda y la gota crónica. La gota aguda se caracteriza por episodios recurrentes de inflamación aguda en una o más articulaciones, que pueden durar días o semanas. La gota crónica, por otro lado, se produce cuando los cristales de ácido úrico se acumulan en las articulaciones durante un largo período de tiempo, lo que puede provocar daño articular y deformidad.


Tratamiento:

El tratamiento de la gota tiene como objetivo reducir el dolor, la inflamación y prevenir futuros ataques. El tratamiento se divide en dos fases: la fase aguda, para tratar un ataque agudo de gota, y la fase de mantenimiento, para prevenir futuros ataques y reducir la acumulación de ácido úrico en el cuerpo.

En la fase aguda, se utilizan medicamentos como la colchicina o los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno o naproxeno para aliviar el dolor y la inflamación. Si el dolor y la inflamación son graves, se puede administrar corticoides orales o inyecciones de corticoides.

En la fase de mantenimiento, el objetivo es reducir la cantidad de ácido úrico en el cuerpo para prevenir futuros ataques. Esto se puede lograr a través de cambios en la dieta y el estilo de vida, así como mediante la medicación.

Los cambios en la dieta pueden incluir limitar la ingesta de alimentos ricos en purinas, como la carne roja, el marisco y las bebidas alcohólicas. También se recomienda aumentar la ingesta de líquidos para ayudar a eliminar el exceso de ácido úrico del cuerpo.

Los medicamentos utilizados en la fase de mantenimiento incluyen los inhibidores de la xantina oxidasa, como el alopurinol y el febuxostat, que reducen la cantidad de ácido úrico en el cuerpo y suelen ser la piedra angular del tratamiento. Los uricosúricos, como la probenecida, tambien pueden ser útiles pues ayudan a que el cuerpo elimine el ácido úrico a través de la orina.