¿Qué es la terapia celular?

La terapia celular en la artrosis es un enfoque de medicina regenerativa que busca promover la reparación y regeneración del tejido articular dañado. Este tipo de terapia utiliza células madre o células progenitoras con el objetivo de restaurar la función y la estructura de las articulaciones afectadas por la artrosis.

Existen varios tipos de terapia celular que se están estudiando en el tratamiento de la artrosis, entre las cuales se incluyen:


Terapia con células madre mesenquimales:

Las células madre mesenquimales se pueden obtener de diferentes fuentes, como la médula ósea, el tejido adiposo o el cordón umbilical. Estas células tienen la capacidad de diferenciarse en diversos tipos de células del tejido conectivo, como condrocitos, que son las células presentes en el cartílago. Al ser inyectadas en las articulaciones afectadas por la artrosis, se espera que estas células ayuden a regenerar el cartílago dañado y reducir la inflamación en la articulación.


Terapia con plasma rico en células madre:

En esta modalidad de terapia, se utiliza plasma rico en plaquetas (PRP) combinado con células madre obtenidas del propio paciente. El PRP se obtiene a partir de la sangre del paciente, y luego se procesa para concentrar las plaquetas y los factores de crecimiento. La combinación de PRP y células madre se inyecta en la articulación afectada para promover la regeneración del tejido articular.


Terapia con condrocitos autólogos cultivados:

En esta técnica, se extrae una pequeña muestra de tejido cartilaginoso sano del paciente. A continuación, los condrocitos (células del cartílago) se cultivan en el laboratorio para obtener una cantidad suficiente de células. Posteriormente, se injertan los condrocitos cultivados en la articulación dañada, con el objetivo de regenerar el cartílago.

Es importante tener en cuenta que la terapia celular en la artrosis aún se encuentra en etapa de investigación y desarrollo. Aunque algunos estudios han mostrado resultados prometedores en términos de alivio del dolor y mejoría de la función articular, la evidencia científica es limitada y se necesitan más investigaciones para determinar la efectividad a largo plazo, la seguridad y las mejores prácticas de aplicación de estas terapias.