Güell Roviralta Mª Antonia
Trastorno depresivo y trastornos de ansiedad
Trastorno depresivo
El término médico "depresión" hace referencia a una enfermedad, un trastorno del estado del ánimo que interfiere significativamente en la vida de quién lo padece. No debemos confundirlo con el término coloquial con el que nos referimos a breves estados transitorios de desánimo, más o menos comunes, ante los estresores cotidianos.
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Trastorno de ansiedad
Ante una situación de estrés, las personas solemos tener una reacción leve y transitoria que no suele ser problemática. En los trastornos de ansiedad, en cambio, esta reacción persiste en el tiempo, es más intensa y puede ser desproporcionada a la situación o incluso mantenerse sin que exista ninguna situación aparentemente estresante.
Más información en trastorno de ansiedad.
El término médico "depresión" hace referencia a una enfermedad, un trastorno del estado del ánimo que interfiere significativamente en la vida de quién lo padece. No debemos confundirlo con el término coloquial con el que nos referimos a breves estados transitorios de desánimo, más o menos comunes, ante los estresores cotidianos.
Los síntomas siguientes han de estar presentes durante un periodo de unas dos semanas, siendo el estado de ánimo deprimido o la pérdida de interés o placer, uno de ellos.- Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día.
- Disminución importante del interés o placer por todas o casi todas las actividades.
- Pérdida de peso, disminución o aumento del apetito.
- Insomnio o hipersomnia.
- Agitación o retraso psicomotor.
- Fatiga o pérdida de energía.
- Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada.
- Disminución en la capacidad de pensar o concentrar o para tomar decisiones.
- Pensamientos de muerte recurrentes, sin un plan determinado para ello.
Todas las situaciones deben presentarse casi todos los días y estar presentes un mínimo de cinco de estos síntomas.¿Cuáles son las causas de la depresión?
Existen diferentes tipos de depresión, que responden a causas muy diversas. Así, algunas formas de depresión son de origen genético, lo que implica una predisposición hereditaria a padecer un déficit de algunos neurotransmisores cerebrales, principalmente de serotonina y dopamina. En otros casos es un trastorno orgánico, como una enfermedad hormonal, lo que puede alterar estos mismos neurotransmisores.
Otros tipos de depresión tienen su origen en problemas psicológicos, como una baja autoestima o un estilo de pensamiento distorsionado, que sólo deja pasar los estímulos negativos y no aprecia los positivos. Finalmente, otras depresiones tienen su origen en factores del entorno del individuo, que cuando le afectan de forma continuada, acaban por alterar también la neurotransmisión cerebral y desencadenar un cuadro depresivo.
A nivel popular, sólo se "entiende" este último tipo de depresiones: las causadas por un problema objetivo. En realidad, éstas son las menos frecuentes ya que, cuando un problema del entorno nos afecta hasta causarnos una depresión, con toda seguridad interviene otro de los factores causales antes mencionados.
En general, podemos decir que las depresiones ocurren por la interacción entre factores genéticos, psicológicos y ambientales.
¿Cuántas personas sufren depresión?
Los trastornos depresivos graves afectan aproximadamente a un 3% de la población. El porcentaje es mucho mayor en formas depresivas menos graves.
La prevalencia de depresión es casi el doble en la mujer que en el hombre y el riesgo de padecerla aumenta, hasta tres veces respecto a la población general, si se tienen antecedentes familiares de depresión en parientes de primer grado.
¿Cómo se diagnostica la depresión?
En la actualidad, a pesar de las numerosas investigaciones al respecto, aún no se ha hallado ningún marcador biológico ni ningún parámetro objetivable que diagnostique la depresión de forma fiable. Por ello, el diagnóstico básico es fundamentalmente clínico, obtenido tras una exhaustiva historia clínica y exploración psicopatológica. Deben descartarse siempre enfermedades orgánicas, por lo que debe solicitarse una analítica completa, con perfil hormonal y, si se precisa, pruebas de imagen cerebral (TAC o RM).
Como ayuda al diagnóstico, puede solicitarse un examen neuropsicológico o determinadas pruebas psicométricas, que nos orientarán sobre el origen del trastorno.
¿Cuáles son los tratamientos para la depresión?
Existen básicamente dos grandes líneas en el tratamiento de la depresión: la farmacológica y la psicológica, ya que otras formas de tratamiento no han establecido suficientemente su eficacia o bien se usan en casos muy minoritarios.
Afortunadamente, ambas líneas disponen de un amplio arsenal terapéutico. Los antidepresivos actuales, aunque no exentos de posibles efectos secundarios, generalmente leves y transitorios, son fármacos seguros y fiables, siempre que el tratamiento se ajuste de forma individualizada y sea prescrito y controlado por un médico. La psicoterapia de orientación cognitivo conductual proporciona un conjunto de técnicas encaminadas a mejorar las condiciones psicológicas del individuo en el presente y hacia el futuro, de forma relativamente breve y concreta.
Los mejores resultados se obtienen combinando ambas formas de tratamiento, aunque debe tenerse en cuenta que los fármacos son más eficaces cuando existe un mayor peso biológico en el origen de la depresión y actúan con menor eficacia cuanto más peso tienen los factores psicológicos y ambientales.
Naturalmente, lo contrario podemos decir de la psicoterapia, que será más eficaz cuanto menos peso tengan los aspectos biológicos en el trastorno. De la adecuada combinación de fármacos y técnicas psicológicas va a depender el pronóstico de la depresión, que, salvo contadas excepciones, resulta muy positivo.
Ante una situación de estrés, las personas solemos tener una reacción leve y transitoria que no suele ser problemática. En los trastornos de ansiedad, en cambio, esta reacción persiste en el tiempo, es más intensa y puede ser desproporcionada a la situación o incluso mantenerse sin que exista ninguna situación aparentemente estresante.
Cuando es así, las manifestaciones de la ansiedad (a nivel cognitivo, conductual y fisiológico) interfieren de manera significativa en la vida de quien las padece, conllevando un alto grado de sufrimiento y con tendencia a empeorar si no se tratan.
Los síntomas más característicos de la ansiedad son:
- A nivel cognitivo: preocupación, temor, miedo a perder el control, pensamientos negativos sobre uno mismo, anticipación de peligro, dudas, etc.
- A nivel conductual o motor: evitación de las situaciones temidas, conductas de seguridad como por ejemplo salir de casa solamente si se lleva medicación o no distanciarse más de 200 metros de un lugar considerado "seguro" (la propia casa, una farmacia, un hospital, etc.), intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, etc.).
- A nivel fisiológico: tensión muscular, incapacidad para relajarse, falta de aire, opresión precordial, embotamiento mental, temblor, palpitaciones, sudoración, etc.
Los trastornos de ansiedad afectan a millones de personas en todo el mundo. En la actualidad existen terapias eficaces para su tratamiento, tanto a nivel psicofarmacológico como psicológico. Cada día la investigación científica desarrolla nuevos tratamientos que pueden ayudar a mejorar la sintomatología y la calidad de vida de las personas que los padecen.
Cada trastorno de ansiedad tiene diferentes síntomas, pero todos se agrupan alrededor de un temor irracional y excesivo.
Trastornos de ansiedad:
- Fobia social o trastorno de ansiedad
- Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
- Crisis de angustia
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