Cómo afecta el calor al embarazo y qué puedes hacer para prevenir riesgos
Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta numerosos cambios fisiológicos que la hacen más vulnerable a los efectos del calor. Las altas temperaturas, especialmente en periodos prolongados como las olas de calor, pueden aumentar el riesgo de complicaciones como la deshidratación, el síncope o incluso el parto prematuro.
En este artículo, el Dr. Antoni Fdez. Oliva, ginecólogo en Centro Médico Teknon, explica cómo afecta el calor durante la gestación y qué medidas pueden ayudar a prevenir los efectos adversos tanto para la madre como para el bebé.
¿Por qué las altas temperaturas suponen un riesgo en el embarazo?
El calor extremo puede agravar algunos de los síntomas más frecuentes en el embarazo. Por un lado, la mayor demanda de líquidos por parte del organismo y del feto aumenta el riesgo de deshidratación, especialmente si la mujer presenta vómitos o no logra una ingesta adecuada de agua y alimentos frescos. Por otro, el embarazo favorece una vasodilatación generalizada que, junto al calor, puede acentuar la bajada de tensión arterial y provocar mareos o pérdidas transitorias de conciencia (síncope).
Además, existen evidencias de que las temperaturas muy elevadas podrían influir en un mayor riesgo de parto prematuro o de bajo peso al nacer, por lo que es importante extremar las precauciones en los meses de verano.
Hidratación: la mejor aliada durante la gestación
Beber suficiente agua es fundamental durante todo el embarazo, y aún más en verano. Se recomienda una ingesta diaria de al menos 2 litros, complementada con alimentos ricos en agua como fruta fresca, hortalizas o preparaciones como el gazpacho. Esta hidratación no solo previene la deshidratación materna, sino que también asegura un correcto aporte de líquidos al feto.
Cómo prevenir el golpe de calor y la bajada de tensión
Para evitar los efectos más extremos del calor en la mujer gestante, conviene seguir algunas recomendaciones básicas:
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Evitar la exposición directa al sol, sobre todo en las horas centrales del día.
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Si se desea tomar el sol, hacerlo por un tiempo limitado, con protección solar de alta intensidad para prevenir manchas en la piel.
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Refrescarse con frecuencia: lavados de cara, duchas templadas y ropa ligera ayudan a mantener una temperatura corporal adecuada.
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Evitar el ejercicio al aire libre durante las horas de más calor. Los deportes acuáticos y el ejercicio en espacios ventilados o con aire acondicionado son opciones seguras y beneficiosas.
Algunos síntomas como dolor de cabeza intenso, mareo, fiebre por encima de 39 ºC, náuseas o palpitaciones pueden indicar un golpe de calor. Ante cualquiera de estos signos, es importante acudir de inmediato al hospital para valoración médica.
El descanso nocturno durante el embarazo en verano
El descanso nocturno puede verse alterado por el calor, lo que repercute directamente en la calidad de vida de la embarazada. Para dormir mejor:
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Usa aire acondicionado a temperatura moderada (no inferior a 24 ºC) y sin contacto directo.
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Los ventiladores de techo también son una opción segura y eficaz.
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Mantén una rutina de sueño y evita cenas copiosas o ambientes calurosos.
Cuidar la circulación y aliviar la hinchazón
El embarazo predispone a problemas de retorno venoso, lo que puede provocar hinchazón en las piernas, especialmente en los meses de más calor. Para aliviar esta sensación, se recomienda:
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Elevar las piernas siempre que sea posible, especialmente en momentos de reposo.
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Realizar masajes suaves y aplicar frío local.
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Evitar estar muchas horas de pie o sentada sin moverse.
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