Ácido hialurónico

Las infiltraciones con ácido hialurónico pueden ser una opción terapéutica para el manejo sintomático en algunos subtipos de artrosis, especialmente en articulaciones como la rodilla. El ácido hialurónico es una sustancia presente de forma natural en el líquido sinovial de las articulaciones, y se encarga de lubricar y amortiguar el movimiento articular.

En pacientes con artrosis, se ha observado una disminución de la concentración de ácido hialurónico en el líquido sinovial, lo que puede contribuir a la degeneración del cartílago y al aumento de la inflamación y el dolor.

Las infiltraciones con ácido hialurónico tienen como objetivo reemplazar parcialmente esta sustancia y mejorar la calidad del líquido sinovial, lo que puede aliviar el dolor y mejorar la función articular. Además, se ha observado que el ácido hialurónico puede tener propiedades antiinflamatorias y condroprotectoras, es decir, que puede ayudar a frenar la progresión de la artrosis.

Existen diferentes tipos de ácido hialurónico que se utilizan en infiltraciones para artrosis, con distintas características en cuanto a su viscosidad y duración de acción.

  • Ácido hialurónico de bajo peso molecular: tiene una mayor penetración y difusión en el tejido articular, lo que le permite actuar de manera más rápida y efectiva en la disminución del dolor y la inflamación.
  • Ácido hialurónico de alto peso molecular: tiene una mayor viscosidad, lo que le permite proporcionar una mayor protección y lubricación en la articulación, lo que reduce la fricción y el dolor.
  • Ácido hialurónico reticulado: se trata de una forma de ácido hialurónico que ha sido modificado químicamente para aumentar su estabilidad y prolongar su efecto en la articulación.