Síndrome antifosfolípido (SAF)

El síndrome antifosfolípido (SAF) es un trastorno autoinmunitario caracterizado por la presencia de anticuerpos antifosfolípidos que pueden producir trombosis arteriales o venosas, complicaciones obstétricas, trombocitopenia y otras manifestaciones clínicas.


Epidemiología:

El síndrome antifosfolípido puede presentarse a cualquier edad, pero es más común en mujeres jóvenes. La prevalencia en la población general se estima en alrededor del 1%, mientras que la prevalencia en pacientes con lupus eritematoso sistémico es del 20-30%.


Etiopatogenia:

La causa exacta del síndrome antifosfolípido se desconoce, pero se cree que la producción de anticuerpos antifosfolípidos está relacionada con una disfunción del sistema inmunológico. Los factores de riesgo para el síndrome antifosfolípido incluyen infecciones, ciertos medicamentos, enfermedades autoinmunitarias y factores genéticos.


Diagnóstico:

El diagnóstico del síndrome antifosfolípido se basa en la presencia de criterios clínicos y la detección de anticuerpos antifosfolípidos. Los criterios clínicos incluyen trombosis arterial o venosa, complicaciones obstétricas, trombocitopenia y otras manifestaciones clínicas. La detección de anticuerpos antifosfolípidos se realiza mediante pruebas de laboratorio, como el ensayo de dilución de plasma, la prueba de coagulación de kaolin-cefalina y la prueba de dilución de tiempo parcial de tromboplastina.


Tratamiento:

El tratamiento del síndrome antifosfolípido se centra en prevenir las complicaciones relacionadas con la trombosis. Los pacientes con síndrome antifosfolípido deben recibir terapia anticoagulante de por vida para prevenir la recurrencia de la trombosis. Los pacientes con complicaciones obstétricas pueden requerir tratamiento con aspirina y heparina durante el embarazo.