Técnicas quirúrgicas
Algunas de las técnicas utilizadas son la histeroscopia quirúrgica, la laparoscopia quirúrgica o la laparotomía.

Histeroscopia quirúrgica

Se trata de un acto quirúrgico indicado para el tratamiento de la patología endouterina, es decir, pólipos, septos y miomas, previamente diagnosticados por otras técnicas tales como la ecografía, histeroscopia diagnóstica o resonancia magnética.

El histeroscopio quirúrgico consiste en una vaina de unos 10 mms. de diámetro provista de varios cilindros concéntricos a través de los cuales se introduce una óptica adosada a una cámara de televisión, un electrobisturí y un flujo continuo de suero que permite mantener una correcta visión de la cavidad uterina en todo momento.

Es una técnica que se puede aplicar bajo anestesia general, sedación o anestesia loco-regional, con una recuperación posquirúrgica muy satisfactoria y con un índice de complicaciones bajo (1%).

En el postoperatorio inmediato es frecuente presentar pequeñas pérdidas hemáticas a través de la vagina que se mantienen unos días y que en ocasiones se enlazan con la siguiente menstruación así como molestias en la pelvis semejantes a los dolores menstruales.

Es recomendable evitar baños de inmersión y relaciones sexuales con penetración vaginal los primeros días después de una cirugía histeroscópica para reducir riesgo de posibles infecciones.

Laparoscopia quirúrgica

La cirugía laparoscópica consiste en una técnica poco invasiva que permite acceder al interior de la cavidad abdominal a través de pequeñas incisiones realizadas a nivel del ombligo y de las fosas ilíacas, en ginecología, con la intención de resolver patología del útero, las trompas y los ovarios.

Es una técnica que se realiza bajo anestesia general en la mayoría de los casos. Al realizarse unas mínimas incisiones en la pared abdominal, tanto la recuperación postoperatoria como el dolor son de menor intensidad, permitiendo una mejor recuperación con menor estancia hospitalaria, menor riesgo de secuelas posquirúrgicas (adherencias) así como un menor período de convalecencia y un pronto retorno a las actividades habituales.

La cirugía laparoscópica está indicada en el tratamiento de los quistes de ovario, algún tipo de miomas o fibromas, la esterilización tubárica, tratamiento del embarazo ectópico (fuera del útero), la histerectomía o extracción del útero, la suspensión de la vejiga de la orina o de la vejiga caída, así como en el estadiaje y tratamiento inicial de ciertos cánceres ginecológicos.

Las complicaciones inmediatas más frecuentes vienen derivadas del hecho que para poder operar es preciso insuflar gas CO2 en la cavidad peritoneal y ello da molestias de tipo digestivo, dolor abdominal y dolor referido a los hombros como efecto reflejo.

El gas que queda acumulado después de la intervención quirúrgica es liberado al exterior a través del intestino y de la propia respiración.

Laparotomía

Consiste en acceder al interior de la cavidad abdominal a través de una amplia incisión en la piel y las capas musculares.

Puede accederse mediante una incisión longitudinal a través dela línea media del cuerpo (laparotomía media) y será de mayor o menor extensión dependiendo de la patología a tratar, o mediante una incisión transversa llamada de Pfannenstiel, que se emplea habitualmente en las cesáreas, indicada en el tratamiento de la patología benigna no susceptible de ser tratada mediante cirugía laparoscópica.

La recuperación a corto y largo plazo es más lenta y el índice de complicaciones superior, pero es la vía de abordaje de elección ante grandes tumoraciones abdominales.