¿Cuándo debe considerarse el tratamiento quirúrgico?

Cuando los síntomas persisten a pesar de las medidas higiénico-dietéticas y del tratamiento tópico o cuando aparecen complicaciones. En general, los pacientes con hemorroides externas no suelen precisar tratamiento quirúrgico, salvo cuando se produce una trombosis, en cuyo caso puede realizarse la extracción del trombo bajo anestesia local dentro de las primeras 48 horas. En cuanto a las hemorroides internas, es adecuado emplear técnicas poco invasivas para los grados leves (I y II). La hemorroidectomía (eliminación quirúrgica del tejido hemorroidal) se reserva para los grados graves (III y IV) o en caso de fracaso de las técnicas poco invasivas.

Técnicas de cirugía mínimamente invasiva

Existe un conjunto de técnicas que, realizadas en varias sesiones en la propia consulta médica, consiguen la resolución de las hemorroides de menor grado con escasas molestias. Estos procedimientos incluyen, entre otros, la ligadura con bandas elásticas, la inyección de sustancias esclerosantes, la coagulación – ya sea diatermia bipolar, electroterapia directa o fotocoagulación infrarroja – o la desarterialización hemorroidal transanal.

Hemorroidectomía

En los casos graves (grados III y IV) se suele recurrir a la hemorroidectomía convencional abierta o cerrada. La tasa de éxito es muy elevada y las recurrencias escasas pero el dolor postoperatorio, aunque tratable, sigue siendo un factor a tener en cuenta. Recientemente se han introducido otras técnicas que minimizan el dolor, tales como la hemorroidopexia circular grapada.