Terapia sexual

Se conoce como terapia sexual a las técnicas de intervención para el tratamiento del desajuste en la conducta sexual humana.

No olvidemos que la Organización Mundial de la Salud define la sexualidad como un aspecto central del ser humano, que está presente a lo largo de toda su vida. No sólo abarca a la práctica sexual, sino también la identidad sexual, el rol de género, la orientación sexual, el erotismo, la intimidad y la reproducción. La sexualidad humana es vivenciada y expresada mediante pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores y relaciones interpersonales.

Por otra parte, la sexualidad humana está condicionada por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, culturales, éticos e incluso legales. Cuando se producen trastornos sexuales es preciso descartar inicialmente si se trata de un problema orgánico o funcional.

Las disfunciones sexuales se presentan en una alta incidencia en la población general, pueden estar relacionadas con situaciones de estrés o ansiedad y a su vez generan un grado de malestar psíquico considerable, aunque en muchas ocasiones no se abordan con la prontitud necesaria por pudor, vergüenza o falta de comunicación en la pareja.

Los casos más frecuentes son:

  • Insatisfacción sexual general
  • Deseo sexual inhibido
  • Disfunciones sexuales masculinas:
    • Disfunción eréctil
    • Eyaculación precoz
    • Retardo en la eyaculación
  • Disfunciones sexuales femeninas:
    • Anorgasmia
    • Dispareunia
    • Vaginismo
  • Parafilias (desviaciones de la conducta sexual)
  • Adicción al sexo
  • Disforia de género: Hace referencia al malestar que puede acompañar a la incongruencia entre el género experimentado o expresado por un sujeto y el género asignado. Este diagnóstico se centra en la disforia (alteración del estado de ánimo) como problema clínico y no en la identidad per se.

Obviamente la Terapia Sexual entiende de las estrategias terapéuticas encaminadas a resolver los diferentes problemas en relación con la vivencia de la sexualidad de la persona o la pareja afectada.

Dado que todo problema sexual tiene un impacto en el bienestar global de la persona o la pareja, en muchos casos la terapia sexual no se centra únicamente en el problema sexual, sino al bienestar global de cada individuo, ofreciendo una visión global e integrada del problema.