Deseo sexual inhibido

La falta de deseo sexual, actualmente denominada "deseo sexual inhibido", es la disminución o ausencia de pensamientos y fantasías sexuales y/o de deseos de actividad sexual, de forma persistente o recurrente, teniendo en cuenta que existen factores, en el contexto vital del individuo, que pueden afectar al funcionamiento sexual.

Para poder efectuar el diagnóstico, el trastorno debe causar malestar acusado o dificultades de relación interpersonal.

Cuando la perspectiva de una relación sexual llega a causar ansiedad y se desarrolla una tendencia a evitar cualquier contacto sexual, hablamos de aversión sexual.

¿Cuáles son las causas?

En primer lugar, puede existir un falta de deseo sexual primario (desde el inicio de la vida sexual) por una educación restrictiva o por una deficiencia hormonal.

Cuando la falta de deseo se produce tras un período previo de buen funcionamiento sexual, las causas pueden ser muy diversas: enfermedades crónicas o que afecten al sistema endocrino, cuadros depresivos, fármacos (atención a los antidepresivos!), estrés o cansancio crónico, problemas de pareja, disfunción sexual propia o de la pareja, o hábitos sexuales poco gratificantes. Con frecuencia existen múltiples causas que actúan conjuntamente. En ocasiones, por el contrario, no se halla una causa claramente identificable y la falta de deseo se produce simplemente por una situación excesivamente rutinaria y sin estímulos, a la que el sujeto se habitúa.

¿Cuántas personas sufren deseo sexual inhibido?

La disminución del deseo sexual es el trastorno sexual más frecuente. El 50 % de las consultas por problemas sexuales son por falta de deseo o lo incluyen. Afecta a más del 30% de las mujeres y al 10% de los hombres (aunque las estadísticas varían mucho, según los estudios). Existe una tendencia al incremento de este trastorno, sobre todo entre los hombres.

¿Cómo se diagnostica el deseo sexual inhibido?

El Deseo Sexual Inhibido se diagnostica mediante una historia clínica exhaustiva, ya que deben revisarse todas las posibles causas implicadas en el trastorno. Si se precisa, puede solicitarse una analítica para descartar un posible origen hormonal.

¿Cuáles son los tratamientos para el deseo sexual inhibido?

La gran diversidad de factores causales y las complejas interacciones existentes entre ellos comporta que el tratamiento deba ser estrictamente individualizado. El abordaje del deseo sexual inhibido se enfoca según sus causas, y puede incluir:

  • Información sexual.
  • Técnicas para reducir la ansiedad y combatir el estrés.
  • Ajuste de dosis de los fármacos que contribuyan a la falta de deseo.
  • Técnicas cognitivas: modificación de pensamientos, creencias y expectativas.
  • Mejora de la comunicación de pareja.
  • Incrementar las experiencias sensoriales y sexuales, mediante la aplicación de una serie de técnicas:
    • Focalización sensorial para conseguir una relación agradable, sin la expectativa de un determinado rendimiento sexual.
    • Entrenamiento en fantasías sexuales.
    • Enriquecimiento y mejora del repertorio sexual y de las habilidades sexuales del paciente.

En la actualidad existe también la posibilidad de tratamiento farmacológico, tanto a nivel hormonal como con fármacos estimulantes de un neurotransmisor denominado dopamina. Pero la eficacia de estos fármacos es relativa si no se mejoran los otros posibles factores causales.