TDAH

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un cuadro clínico de carácter neurobiológico que se presenta en la infancia. Implica un patrón de tres síntomas nucleares:

  • El déficit de atención (inatención)
  • La hiperactividad
  • La impulsividad

En diferentes grados y asociaciones de estos síntomas entre sí. Muchas veces los niños y jóvenes que presentan este diagnóstico también presentan otros síntomas añadidos.

Para el diagnóstico de TDAH hay que evaluar cuidadosamente la presencia de los síntomas referidos, a través de la mayor información posible (padres, profesores y evaluación del experto). No se puede realizar con precisión sin consultar con informantes que hayan observado al indivíduo en estos contextos.

Los síntomas deben presentarse:

  • Antes de los 12 años de edad.
  • En intensidad y frecuencia superior a la esperada para la edad y etapa del desarrollo del niño.
  • Que produzcan una interferencia significativa en dos o más ámbitos de la vida: adaptación familiar, social y escolar, con frecuente incidencia en el rendimiento académico.
  • Que no haya otra causa médica que justifique la presencia de los síntomas.
  • Asimismo, aunque puede existir una sospecha clínica en menores de seis años, el cuadro no se diagnóstica hasta haber alcanzado dicha edad, coincidiendo con la escolarización primaria en la que pueden aparecer los problemas aludidos en cuanto a funcionamiento y desarrollo de capacidades y/o habilidades.

Síntomas principales:

La inatención: desviaciones de las tareas, falta de persistencia, dificultad para mantener la atención y desorganización que no se deben a un desafío o falta de comprensión.

La hiperactividad se refiere a una actividad motora excesiva cuando no es apropiada, o a jugueteos, golpes o una locuacidad excesiva.

La impulsividad se refiere a acciones apresuradas que se producen en el momento, sin reflexión, y que crean un gran riesgo de dañar al indivíduo. La impulsividad también puede reflejar un deseo de recompensas inmediatas o la incapacidad de retrasar la gratificación.


Adolescencia y TDAH:

En el momento de cambio y transición que significa la adolescencia es vital realizar una serie de consideraciones:

  • El 70% de los niños afectados por TDAH seguirán sufriéndolo en la adolescencia (en un 30% aproximadamente, remiten).
  • El 80% de los adolescentes afectados por TDAH pueden presentar otra patología comórbida.
  • El 60% de estos jóvenes pueden sufrir problemas académicos importantes, como la repetición de curso e incluso la expulsión escolar.
  • El adolescente comienza a funcionar de manera más autónoma, reduciéndose el control externo tanto de padres como de profesores.
  • Se trata de un momento en que se deben tomar decisiones importantes de cara al futuro.
  • Algunos de los síntomas pueden incrementarse en adolescentes (especialmente los que están en relación con la impulsividad).
  • Lógicamente, estando cerca de la edad adulta, se incrementan las exigencias del entorno y su cuadro de TDAH puede interferir de forma manifiesta en la vida del adolescente que lo padece.
  • A los problemas propios del TDAH pueden sumarse algunos problemas que normalmente encontramos en adolescentes: mayor ansiedad social, búsqueda de autoimagen, baja autoestima, labilidad emocional, necesidad de aceptación por parte del grupo y posibles conductas transgresoras, como la experimentación con los tóxicos y otras conductas de riesgo.
  • No olvidemos que la impulsividad propia del TDAH puede producir una dificultad en la capacidad de gestionar y reaccionar frente a las propias emociones y especialmente frente a la frustración, manifestándose entonces reacciones de irritabilidad, hiperreactividad emocional, dificultad en manejar el enojo o la rabia y también escasa capacidad para regular la motivación.

Con todo ello, el adolescente con TDAH puede sufrir notables repercusiones si su cuadro clínico no está bien controlado y podemos hablar de:

  • Comorbilidad del TDAH en la adolescencia: Los más frecuentes serán el "Trastorno Negativista Desafiante", los trastornos depresivos y los trastornos por uso de sustancias.
  • Escasas habilidades sociales y poca integración grupal
  • Dificultades en la planificación y organización de tareas
  • Irritabilidad y cambios en el estado de ánimo
  • El tratamiento se realizará a través de un equipo multidisciplinar con psiquiatras y psicólogos. El plan terapéutico se individualiza de acuerdo con los síntomas y objetivos concretos a alcanzar. A nivel farmacoterapéutico se suelen utilizar los fármacos Estimulantes (metilfenidato: dopamina). El tratamiento psicológico a grandes rasgos se centra en la psicoeducación, la terapia cognitivo-conductual y el entrenamiento personal (coaching).

En conclusión, nuestros objetivos son por una parte, reducir los síntomas del TDAH mediante el tratamiento farmacológico y, por otra, permitir que la persona aprenda, mediante el tratamiento psicológico, a regular su conducta, desarrollar nuevos hábitos y manejar los problemas emocionales y cognitivos asociados.