Nuestra piel necesita un porcentaje específico de agua. Cuando una alteración provoca que perdamos parte de esa agua tenemos un problema de deshidratación. Las causas pueden ser diversas: la edad, exposiciones prolongadas al sol sin uso de protector solar… El resultado es una piel seca, que puede presentar irritación, poros dilatados, falta de elasticidad, etc.

• Tratamiento: Hidratar la piel en profundidad. Dependerá del tipo de piel, de las causas de la deshidratación y los problemas que presenta, para elegir el tratamiento más adecuado.
• Producto: Las mascarillas actúan en profundidad calmando, hidratando y revitalizando la piel.
• Propiedades del tratamiento: Para tratar los poros abiertos, realizaremos el tratamiento con una mascarilla de ácido salicílico. En el caso de ser una piel que presenta irritación por abrasión o por exposiciones demasiado prolongadas al sol, una máscara de Aloe Vera. Esta mascarilla también está indicada como calmante después de realizarse un tratamiento con laser o un peeling, etc. Para rehidratar, remineralizar y desintoxicar la piel del rostro, utilizaremos una mascarilla de vitamina C que actúa sobre los radicales libres y promueve la síntesis de colágeno, rejuveneciendo y revitalizando notablemente. Son tratamientos muy agradables y placenteros para el paciente y que, por supuesto, no precisan ningún tipo de anestesia.
• Sesiones: En el caso de la mascarilla de ácido salicílico, serán necesarias sesiones cada quince días. La mascarilla de Aloe Vera actúa eficazmente si se aplica una vez por semana. Para un óptimo resultado de la mascarilla de Vitamina C, repetiremos el tratamiento con una periodicidad semanal. En los tres casos, el tratamiento se prolongará hasta obtener los resultados deseados.