Insuficiencia renal crónica

La insuficiencia renal crónica es una enfermedad que disminuye progresivamente la función renal. La insuficiencia renal crónica se produce cuando disminuye la capacidad de filtrado de los riñones y determinadas sustancias tóxicas pasan al torrente sanguíneo. Cuando esto ocurre, es cuando pueden manifestarse diferentes síndromes o problemas de salud.

¿Qué causa la insuficiencia renal crónica?

Las causas que producen una insuficiencia renal crónica pueden ser diversas. Entre las más comunes destacan la hipertensión arterial, la diabetes, los procesos renales hereditarios (como la poliquistosis renal), las glomerulonefritis (inflamación de la unidad funcional de los riñones llamado glomérulo) o la nefritis tubulointersticiales.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

La filtración de sustancias tóxicas en la sangre puede producir diferentes síntomas en diferentes órganos o sistemas de nuestro cuerpo. Los más comunes se podrían clasificar en alteraciones:

  • Gastrointestinal: náuseas, pérdida de apetito y vómitos.
  • Alteraciones en sangre que pueden provocar anemia por disminución de una hormona (Eritropoyetina) que fabrica los glóbulos rojos, cierto grado de inmunodeficiencia debido a la alteración de los leucocitos y mala coagulación por la alteración de las plaquetas.
  • Cardiovascular: es común la hipertensión arterial, y en fases muy avanzadas puede darse insuficiencia cardiaca.
  • Neurológica: disfunción cerebral que puede ocasionar desde falta de concentración hasta un posible coma. A nivel sensitivo puede provocar el síndrome de las piernas inquietas, y alteraciones de la sensibilidad o dolor en las extremidades.
  • Hormonal: pueden provocar una reducción de la generación de espermatozoides e impotencia en los varones. En la mujer puede ser causa de alteraciones en ciclo menstrual y, con más frecuencia, pueden provocar falta de menstruaciones (amenorrea).
  • Osteomuscular: dolor óseo, fracturas, alteraciones en la reabsorción ósea en los huesos. Se debe a un aumento excesivo de la creación de la hormona paratiroidea que es la implicada en el metabolismo óseo, produciendo y acelerando la destrucción o la reabsorción del hueso.
  • De electrólitos: el potasio manifiesta anomalías que pueden llegar a producir efectos severos en el corazón. El bicarbonato y otras alteraciones en el fósforo y calcio pueden ser causa de molestos picores.
  • Dermatológica: una manifestación muy común es el color pajizo de la piel, que suele estar provocado por la anemia, entre otros. Asimismo, el picor es muy frecuente y molesto hasta el punto que se debe vigilar la posible aparición de lesiones por rascar.

¿Qué tratamientos son los más indicados?

El tratamiento inicial es un tratamiento conservador precoz para evitar posibles complicaciones futuras. También resulta de gran importancia atender a las posibles secuelas a largo plazo e intentar retrasar el avance de la enfermedad en la medida de lo posible.

¿Resulta importante el control dietético?

Sí. No se puede consumir más de 100g de carne o pescado al día y debe reducirse el consumo de sal y proteínas, así como de los alimentos con fósforo (leche, pan, etc.) o con potasio (frutas y verduras). La dieta debe completarse con hidratos de carbono, como legumbres o pasta.

¿Qué tratamientos farmacológicos son los más indicados?

Habitualmente se administran fármacos que disminuyen el trabajo renal. El éxito del resultado dependerá en gran medida de la causa de la insuficiencia renal crónica. Así, los posibles tratamientos farmacológicos son:

  • Grupos de medicamentos que ayudan a absorber el fosforo excedente procedente de la dieta, ya que los riñones son incapaces de regularlo. Asimismo fármacos que eliminen potasio.
  • Vitamina D para controlar el aumento de la hormona paratiroidea y potenciar la mineralización del hueso y la absorción de calcio.
  • Fármacos para la producción de glóbulos rojos y hierro que se empleará en la producción de hemoglobina, así como la administración de eritropoyetina (hormona encargada de sintetizar glóbulos rojos) que se fabrica en los riñones.

¿Qué tratamientos sustitutivos de la función renal existen actualmente?

Actualmente se pueden diferenciar tres tratamientos de la insuficiencia renal crónica terminal: diálisis peritoneal, hemodiálisis y trasplante renal. El paciente, a lo largo de su vida, puede recibir los tres tratamientos en diferentes momentos. No obstante, únicamente el trasplante renal puede reemplazar de manera global todas las funciones renales.

La hemodiálisis elimina toxinas y líquido mediante un filtro artificial. Se realiza en sesiones periódicas de entre 3 y 4 horas de duración cada una (tres veces a la semana).

La diálisis peritoneal, en cambio, se caracteriza por usar la membrana del peritoneo (membrana que envuelve los órganos abdominales) para eliminar toxinas y líquido. Se realiza en el domicilio y es controlada y supervisada por el mismo paciente y precisa la implantación de un catéter de diálisis peritoneal que comunique el peritoneo con el exterior para poder introducir líquido de diálisis dentro del abdomen. Debe realizarse tres o cuatro veces al día.

En la realización del transplante renal, se debe tener en cuenta la compatibilidad del grupo sanguíneo e inmunológico, la preparación del receptor y su selección (tiempo que lleva dializándose, cuadro clínico, edad, etc). Los órganos transplantados pueden ser tanto de un donante vivo, como de un donante fallecido.

Algunos de los principales inconvenientes son:

  • Limitar la vida por la posibilidad de sufrir un rechazo o que reaparezca la enfermedad de base.
  • Toma de medicación inmunosupresora continua para que el cuerpo no rechace el nuevo órgano.
  • Posibles infecciones debidas a los medicamentos inmunosupresores y, a largo plazo, incluso desarrollo de tumores.
  • Posible rechazo agudo, que representa un notable peligro para el riñón trasplantado.