Tratamientos con Radiofrecuencia

Los tratamientos con radiofrecuencia aportan un nuevo enfoque al tratamiento de diversas patologías tratadas hasta ahora quirúrgicamente. Esta nueva técnica mínimamente invasiva permite un tratamiento eficaz de forma ambulatoria, facilitando la recuperación del paciente. Con la radiofrecuencia ofrecemos una solución a pacientes que no son buenos candidatos a la cirugía.

La radiofrecuencia nos permite tratar tumores hepáticos, tumores renales y nódulos tiroideos benignos sin la necesidad de tener que operar.

Aplicamos la radiofrecuencia con una aguja. Una aguja que, en realidad, es una antena, que emite ondas de radiofrecuencia. La parte activa de la aguja es su punta y es la que se debe introducir dentro de los tumores. El contenido en agua de los tejidos no transmite bien las ondas de radiofrecuencia y toda esta energía se concentra alrededor de la punta activa de la aguja, produciendo un aumento de temperatura y la destrucción celula.


1a.- Radiofrecuencia de Tumores Hepáticos

El hepatocarcinoma y las metástasis de colon, en pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía, son las lesiones que más a menudo tratamos en el hígado.

Requisitos:

  • Tumores hepáticos, preferiblemente de menos de 3 cm. porqué son con los que se obtienen mejores resultados, pero excepcionalmente, se pueden tratar lesiones únicas de hasta 5cm. en función de su morfología y localización. Preferiblemente, menos de tres lesiones inferiores de 3 cm.
  • La localización, la morfología, el número y el contacto de los tumores con estructuras vasculares o biliares, a nivel hepático, determinan también la viabilidad del procedimiento.
  • Tiene que haber un buen acceso ecográfico. Si no lo hay, cabe la posibilidad de hacer una radiofrecuencia intraoperatoria.
  • La ecografía con contraste previa al procedimiento es mandatorio, para valorar el patrón de captación del contraste por parte de la lesión, para poder ver si hay otras lesiones y también para escoger la mejor vía de abordaje para cada una de las lesiones a tratar.
  • En el momento de hacer el tratamiento no debería haber evidencia de enfermedad tumoral más allá del hígado.
  • Para pacientes intervenidos de vía biliar (y para evitar posibles sobreinfecciones con producción de absceso), el paciente debería seguir una profilaxis antibiótica después del tratamiento.
  • En casos más avanzados de metástasis hepáticas de tumores de colon, donde hay afectación de los dos lóbulos hepáticos, se puede plantear un tratamiento combinado intraoperatorio.
  • Informar de la presencia de implantes metálicos, marcapasos o prótesis metálicas dado que hay un cierto riesgo de que se puedan calentar.

Procedimiento:

  • Se realiza en el Servicio de Radiología, bajo control ecográfico y con una sedación consciente por parte del Servicio de Anestesia.
  • Paciente en ayuno de 6 horas, PCR negativa y pruebas de coagulación en perfecto estado.
  • El paciente debe de aportar pruebas de imagen recientes del hígado, bien sea una TC o una RM.
  • Se coloca vía intravenosa al paciente para administrar la medicación.
  • La duración del procedimiento es de 1 hora y media o 2 horas aproximadamente en función de las medidas y número de lesiones.
  • El paciente pasa la noche en la clínica y puede ser dado de alta al día siguiente si no hay complicaciones.
  • Se colocan electrodos en forma de superficies de contacto en las piernas.

Complicaciones:

Este procedimiento no acostumbra a tener complicaciones, siendo la más frecuente el dolor. La sedación aplicada durante el procedimiento y la analgesia de después del procedimiento evita que se llegue a producir dolor. Otra posible complicación es el sangrado que mayoritariamente es autolimitado. En casos excepcionales podría haber una progresión repentina de la enfermedad tumoral de base.

Seguimiento:

A los tres meses se realiza una TC o una RM y posteriormente una ecografía con contraste para valorar la precisión del tratamiento y ver si hay persistencia tumoral. El paciente deberá seguir con controles periódicos para valorar la presencia de recidiva tumoral.



1b.- Radiofrecuencia de Tumores Renales:

Los pacientes con un tumor renal sólido se pueden ir controlando o bien tratar quirúrgicamente. En pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía, con tumores renales de nueva aparición o que vayan creciendo, les ofrecemos la posibilidad de un tratamiento con radiofrecuencia.

Requisitos:

  • Tumores renales sólidos, preferiblemente de menos de 3 cm. porqué son con los que se obtienen mejores resultados, pero excepcionalmente, se pueden tratar lesiones de hasta 5 cm.
  • La localización, la morfología y el contacto de los tumores con estructuras vasculares o del sistema excretor pielocalicilar y ureteral, determinan también la viabilidad del procedimiento.
  • Tiene que haber un buen acceso ecográfico a la lesión.
  • La ecografía con contraste previa al procedimiento es mandatorio, para valorar el patrón de captación del contraste por parte de la lesión y también para escoger la mejor vía de abordaje para cada una de las lesiones a tratar.
  • En el momento de hacer el tratamiento no debería haber evidencia de enfermedad tumoral más allá del riñón.
  • Los pacientes intervenidos con anterioridad deberían seguir una profilaxis antibiótica durante el tratamiento.
  • Informar de la presencia de implantes metálicos, marcapasos o prótesis metálicas dado que hay un cierto riesgo de que se puedan calentar.

Procedimiento:

  • Se realiza en el Servicio de Radiología, bajo control ecográfico y con una sedación consciente por parte del Servicio de Anestesia.
  • Paciente en ayuno de 6 horas, PCR negativa y pruebas de coagulación en perfecto estado.
  • El paciente debe de aportar pruebas de imagen recientes de los riñones, bien sea una TC o una RM.
  • Se coloca vía intravenosa al paciente para administrar la medicación.
  • La duración del procedimiento es de 1 hora y media o 2 horas aproximadamente en función de las medidas y número de lesiones.
  • Sistemáticamente se hace una biopsia del tumor para saber si se trata de una lesión benigna o de una lesión maligna.
  • El paciente pasa la noche en la clínica y puede ser dado de alta al día siguiente si no hay complicaciones.
  • Se colocan electrodos en forma de superficies de contacto en las piernas.

Complicaciones:

Este procedimiento no acostumbra a tener complicaciones, siendo la más frecuente el dolor. La sedación aplicada durante el procedimiento y la analgesia de después del procedimiento evita que se llegue a producir dolor. Otra posible complicación es el sangrado que mayoritariamente es autolimitado. Es excepcional la hematúria.

Seguimiento:

A los tres meses se realiza una TC o una RM y posteriormente una ecografía con contraste para valorar la precisión del tratamiento y ver si hay persistencia tumoral. El paciente deberá seguir con controles periódicos para valorar la presencia de recidiva tumoral.