Ablaciones por radiofrecuencia

Los tratamientos por radiofrecuencia aportan un nuevo enfoque al tratamiento de diversas patologías tratadas hasta ahora quirúrgicamente o que obligaban a continuos controles ecográficos. Esta nueva técnica permite no solo un tratamiento eficaz ambulatorio y no invasivo, con las mejoras que ello supone para el tratamiento y recuperación del paciente, sino que también permite una solución a pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía.

REQUISITOS:

  • Pacientes con nódulos benignos (categoría II Bethesda confirmado por punción ecográfica)
  • Paciente sin alteración de coagulación ni tomando medicación antiagregante o anticoagulante
  • Pacientes con implantes metálicos, marcapasos o prótesis metálicas deben informarlo dado que hay un cierto riesgo de que se puedan calentar.
  • Valoración del estado de las cuerdas vocales (laringoscopia o ecográfica, a criterio médico) y una valoración ecográfica para estudiar los mejores puntos de entrada (normalmente el istmo)
  • Paciente en ayuno y PCR negativa


ABLACIÓN DE NODULOS TIROIDALES BENIGNOSY GANGLIOS CERVICALES

Los nódulos tiroideos son un hallazgo clínico bastante habitual (60-70%), normalmente benignos y que en función de su tamaño pueden provocar problemas estéticos o molestias (al tragar, alteración en la voz, tos, sensación de compresión al mover cuello o brazos).

PROCEDIMIENTO

  • De forma ambulatoria y mediante anestesia local (paciente puede solicitar Valium si necesita), el paciente permanecerá tumbado con un elemento elevador de los hombros para lograr un cuello en hiperextensión.
  • Mediante antenas de radiofrecuencia en forma de agujas se aplica sobre diferentes partes del nódulo, mediante la tecnología del moving-shot, la energía necesaria para lograr la necrosis coagulativa del nódulo y con ella su desvitalización. Se logra así que el nódulo vaya involucionando y siendo reabsorbido reduciendo en los primeros 6 meses su volumen en un 50% respecto a su volumen inicial y aproximadamente un 80% al año.
  • A través de vía endovenosa se introduce contraste (y analegesia de ser necesaria) que permitirá validar dinámicamente la eficacia del tratamiento
  • El procedimiento tiene una duración 30-45 minutos en función del tamaño del nódulo.

Las complicaciones que pueden presentarse son poco habituales y poco importantes (dolor, sangrado autolimitado), excepcionalmente puede lesionarse el nervio recurrente.

El seguimiento de la involución del nódulo se realiza mediante controles ecográficos a los 1 – 3 y 6 meses y a partir de entonces una ecografía al año.

La recidiva puede aparecer en un 7% de los nódulos tratados. Cuando esto ocurre se debe repetir la punción y si se confirma la benignidad se puede retractar.


ABLACIÓN CON RADIOFREQUENCIA DE TUMORES HEPÁTICOS Y RENALES

El hepatocarcinoma y las metástasis de colon son las lesiones que se tratan a nivel hepático, mientras que a nivel renal podemos destacar el tratamiento de los tumores sólidos corticales, tanto benignos como malignos, dado el riesgo potencial de malignización de los nódulos sólidos renales benignos.

Mayoritariamente con esta técnica, podemos tratar lesiones inferiores a 3 cm las que obtienen mejores resultados, siendo los criterios para la viabilidad del procedimiento:

  • Lesiones de hasta 5cm. Para casos más avanzados, donde hay afectación de los dos lóbulos hepáticos se puede plantear un tratamiento combinado (quirúrgico – ablativo) para tratar aquellas lesiones que no estén al alcance de la cirugía (tratamiento que acostumbran a hacer profesionales como Dr. Charco y el Dr. Díez Caballero de Quirúrgica).
  • La localización, la morfología y el contacto con estructuras vasculares o biliares, a nivel hepático o estructuras renales a nivel de los riñones, determinan también la viabilidad del procedimiento
  • La posibilidad de un buen acceso ecográfico. En el caso del hígado, si no lo hubiese podría valorarse la posibilidad de hacer una radiofrecuencia intraoperatoria.

REQUISITOS

  • Paciente en ayuno de 6 horas y PCR negativa
  • Ecografía con contraste para valorar el patrón de captación del contraste por parte de la lesión y poder ver si hay otras lesiones para escoger la mejor vía de abordaje para cada una de las lesiones a tratar.
  • En el momento de hacer iniciar el tratamiento la enfermedad esté no debería haber evidencia de enfermedad tumoral más allá del hígado o del riñón según el órgano que estemos tratando.
  • Para pacientes intervenidos de vía biliar (y para evitar posibles sobreinfecciones con producción de absceso), el paciente deberá seguir una profilaxis antibiótica durante toda la semana previa.

PROCEDIMIENTO

De forma ambulatoria, en el mismo Servicio de Radiología, y bajo control ecográfico que permite un control en tiempo real de la trayectoria de la aguja, que geométricamente se ha de situar en el centro de la lesión.

  • Se coloca vía intravenosa al paciente para administrar los fármacos así como la anestesia local (proveida por el Servicio de Anestesia)
  • En el caso de tumores renales Sistemàticament es fa una biòpsia del tumor per a conèixer si es tracta d’una lesió benigne o una lesió maligne.
  • La duración del procedimiento es de 1 hora y media o 2 horas aproximadamente en función de las medidas y número de lesiones.
  • El paciente pasa la noche en la clínica y puede marchar al día siguiente si no hay complicaciones.

Este procedimiento no acostumbra a tener complicaciones, siendo la más frecuente el dolor aunque la pauta de anestesia aplicada durante el procedimiento evita que se llegue a producir. Otra posible complicación es el sangrado que mayoritariamente es autolimitado, no es normal que haya hematuria ni son frecuentes casos de sobreinfección. En casos excepcionales podría haber una progresión repentina de la enfermedad tumoral de base.

Tras la intervención se realiza un control ecográfico con contraste que permite valorar con precisión la zona de la ablación y, pasados 3 meses, un TC o RM en la que debe validarse la desaparición del tumor tratado o la recidiva (reaparición) del mismo.